INDICE
PRESENTACION
1. INTRODUCCION
2. OBJETIVOS GENERAL
3. OBJETIVOS ESPECÍFICOS
4. MARCO TORICO
4.1.
El neoliberalismo
4.2.
La globalización
4.3.
Estados unidos y europa visiones políticas del mundo
4.4. En torno a la seguridad europea
4.5. Políticas
neoliberales en acción
4.6. El contexto
económico: la hegemonía estadounidense y el neouberalismo
4.7. Conflictos y
convergencias
4.8. El fracaso del neoliberalismo en el mundo y
la unión europea
4.8.1.
Polarización social y crisis
4.8.2.
Productividad y distribución de la renta: orígenes de la gran crisis
4.8.3 la
creciente impopularidad de la unión europea
4.8.4.
Neoliberalismo en la unión europea
4.8.5. Una
salida no neoliberal a la crisis europea
4.9. El precursor herbert spencer
4.10. Jacques rueff
4.11. El verdadero
cerebro: friedrich a. Hayek
5. CONCLUCIONES
6. BIBLIOGRAFIA
NEOLIBERALISMO INTERNACIONAL
1.- INTRODUCCION
El ámbito del logos en el neoliberalismo es un
referente de gran importancia para descubrir hasta dónde el logo sustituye la
realidad; es decir, cómo es qué los distintos conceptos y definiciones del
neoliberalismo han significado para legos y expertos la preeminencia de una
categoría; pero que no permite desmenuzar ni aprehender la realidad actual.
El
logos (neoliberalismo) ha perdido su capacidad explicativa y aparece,
simplemente, como una noción carente de valor que permite, a su vez, su
repetición y un significado científico descriptivo.
Así,
se aborda el fenómeno y el proceso del neoliberalismo que caracteriza al
naciente siglo XXI y no la cuestión del liberalismo como ideología política que
nació enfrentada al conservadurismo; sin dejar de reconocer el papel
estratégico, táctico, histórico, político y sociológico que ambas ideologías
han desempeñado en la civilización occidental.
Por
ende, se omite toda referencia a las categorías liberalismo y conservadurismo y
se aborda .exclusivamente. el origen del neoliberalismo como modelo económico
dominante, a partir de tres autores: Herbert Spencer, Jacques Rueff y A. Hayek.
Evidentemente
el neoliberalismo es abordado desde las más diversas ópticas; por ejemplo, mitos en torno a temáticas como su
origen, primeros ensayos de aplicación, primeros críticos, consecuencias a
nivel estatal, regional, continental y mundial; respuestas pacíficas o violentas
y, en fin, una amplia gama de aspectos a investigar a partir de la noción del
mito.
Es
esta dimensión específica, en donde no sólo distintos aspectos merecen ser
abordados; si no además, permiten la construcción de determinados escenarios y
la referencia a personajes que han ido contribuyendo a lo largo del tiempo a su
operacionalización y puesta en práctica como el modelo económico dominante al
finalizar el siglo XX y principios del XXI.
Así,
elegir a prohombres creadores y fundadores; o impulsores, del neoliberalismo es
una posibilidad que cada uno de los distintos estudiosos realiza de acuerdo a
sus propios intereses y sus preferencias políticas e ideológicas. En este
sentido, se recurren a tres autores esenciales para entender las cualidades y
atributos del neoliberalismo.
Cada
uno de estos autores aunque se ubican en tiempos y espacios diferentes los tres
contribuyen a la edificación del neoliberalismo como una ideología política que
ha dominado el escenario mundial.
2.-
OBJETIVO GENERAL
Describir
y analizar en que consiste el neoliberalismo internacional, las causas para su
implementación las consecuencias que trajo y actualmente como se encuentra.
3.- OBJETIVOS
ESPECIFICOS
•
Entender que es el
neoliberalismo
•
Analizar cuáles
fueron las causas de su implementación
•
Estudiar cuales
fueron las consecuencias que dieron
origen el neoliberalismo en el mundo.
•
Analizar la situación actual del
neoliberalismo en el mundo
4.- MARCO TEORICO
4.1. El
neoliberalismo
Hay
que tener en cuenta que, generalmente, todos los “neo" son peores que el
movimiento anterior, son una perversión de lo anterior. Todos los sistemas
económicos, sistemas políticos o concepciones ideológicos tienen sus
precedentes. Y el neoliberalismo tiene su precedente en el liberalismo.
¿Qué
es eso del liberalismo? ¿Cuáles son sus características? El pensamiento liberal
se desarrolla en el siglo XVIII hasta nuestros días y plantea, el igual que los
demás sistemas ideológicos, el problema de las relaciones entre tres
referentes:
• EL INDIVIDUO
• LA SOCIEDAD
• EL ESTADO
Pero,
¿cómo responde el liberalismo clásico las relaciones entre estos tres
conceptos? Pues lo resuelve siempre a favor del individuo. A la hora de
establecer las relaciones entre individuo, sociedad y Estado se decanta hacia
el individuo. Aunque la afirmación desmesurada del individuo da lugar al
individuo y no al individuo comunitario.
El
descubrimiento del individuo es una gran aportación del pensamiento filosófico
del siglo XVI. Es la aportación del individuo como persona irrepetible con su
propia identidad. Por eso, partiendo de principios perfectamente legítimos como
el reconocimiento de la persona, el reconocimiento de sus derechos, la
afirmación del individuo, la afirmación del ser humano como algo irrepetible,
la protección de le dignidad de la persona (y que resulta que son excelentes) y
todavía no se ha conseguido en muchos, ámbitos, desembocan en la patología del
individualismo, del culto al individuo.
De
la defensa de la dignidad de la persona se pasa al culto a la persona, es
decir, a la autoafirmación. La teoría liberal defiende la libertad individual,
que es positivo, pero claro, la defensa de la libertad individual se hace a
costa de la defensa de los intereses colectivos o comunitarios. Acentúa la
independencia absoluta del ser humano que no tiene que dar cuenta ante nadie de
sus actuaciones o de sus comportamientos y minusvalora la sociabilidad. En el
ser humano hay un componente personal, interior, irrenunciable, irrepetible,
pero al mismo tiempo hay un componente comunitario, social, sociable...
Entonces para el liberalismo, la sociedad es una suma de individuos
perfectamente separables y aislados, es una especie de adosados. De ahí se va a
subrayar la autosuficiencia, el individuo es suficiente para si mismo y tiene
que velar por sus propios intereses y que cada uno vele par los suyos. Al
afirmar tanto la independencia del ser humano devalúa la interdependencia, la
interrelación o la intercomunicación.
Según
esto, la teoría liberal no puede negar un hecho: Los individuos vivimos en
sociedad y formamos grupos humanos. Pero ante la pregunta: ¿Cómo son las
relaciones de los individuos dentro de los grupos?, el liberalismo responde
diciendo que son relaciones artificiales, es decir, al individuo no le queda
más remedio que relacionarse con las otras personas de su especie pero para sus
propios intereses, son relaciones interesadas, son relaciones de una asociación
externa. Lo que cada uno pretende de la relación con los demás es la defensa de
sus propios intereses.
Quizás
uno de los representantes de esta teoría liberal es Hobbes. De él es la famosa
afirmación de que "El hombre es un lobo para el hombre". Para él, el
cuerpo social es un agregado de individuos que buscan su propio interés. Con
esta afirmación se empieza a extremar toda la teoría liberal donde ya no va a
haber comunidad sino individuo, intereses individuales, beneficios, logros de
mejoras para uno mismo, etc. El ser humano se rige por impulsos egoístas que lo
llevan a entrar en conflicto con otros seres humanos. Que venza el que más
poder tiene y más dominio y el que más capacidad tiene de destrucción del otro.
Hay una frase de Hobbes que es muy expresiva:
"Si
hay dos individuos que desean lo mismo y no pueden poseerlo juntos y al mismo
tiempo se convierten en enemigos y se esfuerzan por destruir o someter al
otro”.
Esta
frase resume de manera más nítida la mentalidad liberal pero se puede
reconvertir desde nuestra perspectiva comunitaria y desde nuestro proyecto del
compartir:
“Si
dos individuos desean lo mismo y no pueden poseerlo juntos lo mejor es que eso
mismo que desean lo compartan”.
Aquí
no, aquí es todo lo contrario: La lucha de todos contra todos. Y es una lucha
feroz y permanente que a la hora de garantizar la sociedad total al individuo
dice Hobbes:
"Los
pactos que no recurren a la espada se quedan en meras palabras no vinculantes”.
El
final es que la naturaleza del ser humano, la esencia, es antisocial. Es decir,
frente a nuestra filosofía, f rente a nuestra teología, frente al pensamiento
marxista y el pensamiento cristiano (que yo creo que los dos coinciden en la
dimensión sociable, comunitaria y colectiva del ser humano, esta teoría dice
no), el ser humano es antisocial y todo esto se resume en la frase citada
anteriormente de “El ser humano es un lobo para el ser humano”.
Imaginaos
la distancia que hay entre esta teoría y toda la teoría del cristianismo
fundada en las mismas fuentes cuando se dice que el amor tiene que extenderse
hasta los propios enemigos y cuando se pone como ejemplo en el Nuevo Testamento
la experiencia de la comunidad de Jerusalén donde todo se ponía en común y todo
se compartía y no había nadie que pasara necesidad.
Fijaos
en la teoría comunista en el sentido más puro, desde el punto de vista
ideológico no desde el punto de vista de la aplicación práctica del comunismo
leninista, maoísta o stalinista y la teoría cristiana dicen: "Que cada uno
aporte según sus posibilidades y reciba según sus necesidades”.
Aquí
sucede todo lo contrario, es decir: "Que cada uno se lleve lo que mas
pueda en beneficio de su propio interés y los que vengan detrás se defiendan”.
Pero como no pueden defenderse porque no tienen ni el poder político, ni el
poder cultural, ni el poder económico, se impone lo que se llama el darwinismo
social, es decir la selección que en el terreno natural elimina a los seres más
débiles, en el terreno social deja en el camino también a las personas más
desprotegidas.
Esta
es la teoría del liberalismo en el terreno filosófico pero esto es mucho más
cruel y mucho más dramático cuando se traduce en el liberalismo económico que
es un peso todavía mucho más negativo porque el individualismo del ser humano
en el terreno del liberalismo político se traduce en el individualismo económico.
Este individualismo económico es la clave fundamental del liberalismo económico
y precisamente este liberalismo económico excluye toda intervención del estado
en la actividad económica. Esta va a ser uno clave que se va repetir desde el
desarrollo del liberalismo económico con Adam Smith a finales del siglo XVIII
hasta nuestros días.
Lo
que en el liberalismo económico clásico podía tener algún elemento, algún
componente igualitario de justicia, aquí desaparece del todo. El criterio que
rige la actividad económica es el interés personal, los negocios son los
negocios. En la economía no entre la ética, el mundo de los valores, la actitud
moral, sencillamente entre el juego de los intereses puramente económicos. Lo
que pasa es que los liberales dicen:
“Al
promover mi propio interés consigo, necesariamente, también que se promueva el
bien común.”.
Y, ¿cómo? ¿Cómo se puede conseguir el bien
común con la suma de los intereses individuales? La respuesta es la teoría de
la mano invisible que armoniza el beneficio individual y el beneficio del
conjunto social. Estos economistas que no se atienen a criterios morales ni
religiosos sin embargo a la hora de intentar demostrar que hay un equilibrio
entre lo social y lo individual recurren a esa mano invisible que es como creer
en los milagros o seres sobrenaturales. En definitiva, estos economistas
laicos, luego, también tienen creencias de carácter religioso, tienen dogmas
como en la religión. Y entre religión y economía hay muchos mas perecidos y
relaciones que nosotros nos creemos.
Esto
se resume en un texto de Adam Smith, que es el clásico de la economía liberal,
que refleja muy bien esa mentalidad pero con una diferencia y es que en un
momento determinado habla de las leyes de la justicia, mientras que en el
liberalismo actual, en el neoliberalismo, la justicia no aparece absolutamente
para nada:
"TODO INDIVIDUO SE ESFUERZA
CONSTANTEMENTE POR HALLAR EL EMPLEO MÁS VENTAJOSO DEL CAPITAL DE QUE PUEDE
DISPONER, PERO LA CONSIDERACIÓN DE SU PROVECHO PERSONAL LE CONDUCE DE UN MODO
NATURAL O NECESARIO A PERSEGUIR EL EMPLEO QUE RESULTE MÁS BENEFICIOSO DE LA SOCIEDAD”.
Aquí
es donde esta la trampa: Es imposible que la persona que busca conseguir un
beneficio más ventajoso de su capital y de lograr su propia ventaja personal y
no social, pueda como resultado el conseguir los mayores beneficios para la
sociedad.
"CON
FRECUENCIA, BUSCANDO SU PROPIO INTERÉS PROMUEVE EL DE LA SOCIEDAD DE UN MODO
MÁS EFICAZ QUE CUANDO INTENTA POTENCIARLO DE UNA MANERA CONSCIENTE Y
DELIBERABA"
Esto
es la creencia de que hay un poder superior que no vemos ni tocamos y que
resulta invisible que equilibra las relaciones humanos y los relaciones
sociales. Y en el siguiente texto dice:
"DEBE
PERMITIRSE A TODO HOMBRE EN LA MEDIDA QUE NO VIOLE LAS LEYES DE LA JUSTICIA,
QUE PERSIGA CON TODA LIBERTAD SU PROPIO INTERÉS Y QUE COMPITA CON OTROS SERES
HUMANOS U ÓRDENES DE SERES HUMANOS EN EL CAMPO DE LA INDUSTRIA Y DEL
CAPITAL".
Entramos
ya en la característica fundamental del liberalismo que se va a radicalizar en
el liberalismo económico y que es la competitividad o la competencia.
Adam
Smith, el clásico del liberalismo económico, introduce un elemento que luego no
aparece en el neoliberalismo. Dice: “No violar las leyes de la justicia”. El
concepto justicia en el neoliberalismo no existe, si no, ¿cómo se va a entender
el comportamiento del neoliberalismo con el continente de África?.
Se
llego pues al concepto de competencia que constituye la clave de todo el
edificio, siendo uno de los representantes por excelencia, Stuart Mill (un
hombre que defendió el voto de las mujeres en esta sociedad tan machista). Para
Mill, la competencia no admite límites porque puede perjudicar a los
trabajadores, es siempre un bien definitivo. La idea de las restricciones, de
las regulaciones de empleo en función del estado del bienestar se hace para
conseguir reforzar este estado aunque ahora nos resintamos un poco todos. Como
siempre, los ajustes benefician a unos pocos y las mejoras nunca llegan. Por
ello, la competitividad refuerza la libertad económica individual y es
contraria a todo tipo de igualdad de oportunidades.
De
esta manera llegamos al momento en el que actualmente estamos que es el
neoliberalismo donde sigue vigente el problema de como deben ser las relaciones
entre individuo, sociedad y Estado.
El
neoliberalismo es una radicalización por la vía del individualismo y del
interés propio, del liberalismo tradicional, porque por lo menos el liberalismo
clásico tenía un cierto componente humanista y venía a proteger y a defender la
libertad de la persona. El neoliberalismo arrasa absolutamente con todo y la persona
es un simple valor de cambio y deja de ser fin y se convierte en simple medio
para conseguir los objetivos que se propone.
EL
neoliberalismo nace después de la II Guerra Mundial, en Monte Peregrino
(Suiza), en 1947. Alrededor de cuarenta economistas de todo el mundo se
congregan durante diez días, bajo el patrocinio del gran patriarca, del gran
pontífice del neoliberalismo Friedrich Hayek que recibió el premio Nobel de
economía en el alo 1974. Cuando fallece Friedrich Hayek, quien se hace cargo de
esta asociación neoliberal es el famoso Milton Fredman.
La
citada reunión tiene como finalidad hacer ver a la sociedad que "los
valores centrales de la actual civilización occidental están en peligro” y
"la libertad se veía amenazada por un declive en las ideas favorables de
la propiedad privada y a la competencia del mercado ya que en ausencia de la
decisión del poder y de la iniciativa que permiten estas instituciones es
difícil imaginar una sociedad en la que sea posible preservar eficazmente la
libertad". Siempre el tema libertad, pero la libertad de la
"cartera". Tienen libertad quienes tienen "cartera".
Es
curioso lo que ocurre con el neoliberalismo. El lugar donde se desarrolló
plenamente toda la teoría liberal durante dos décadas (años 70 y 80), como en
una maqueta, (para escándalo de ellos mismos pero no les preocupa en absoluto),
todo el programa neoliberal de Hayek y Friedman fue en un país de América
Latina, en Chile, durante los 17 años de dictadura.
Friedman
crea la famosa "Escuela de Chicago", que legitimó el régimen de
Pinochet y toda su dictadura, y cuando le preguntaban que como se compaginaba
su concepto de libertad con Chile, respondía siempre lo mismo: "No me
gustan los gobiernos militares, pero busco el mal menor'. Y cuando todos los
economistas chilenos acaban la carrera de economía en Chicago vuelven a Chile
para ser profesores de la Universidad Católica de Santiago de Chile o formar de
la parte económica del gobierno. ¿Qué demuestra todo esto? Pues que la
identificación mecánica entre democracia y economía de mercado es una falacia.
Pero
concretando: ¿Cuáles serán los aspectos o núcleos fundamentales de este modelo
del neoliberalismo?:
·
Es una concepción a favor del individuo y abiertamente en
contra de la comunidad o en contra de la sociedad. Al neoliberalismo económico,
no le importa la sociedad, no le interesa establecer redes
y tejidos comunitarios, sino que le interesa la defensa y la afirmación del
individuo y no de todos los individuos, sino de los intereses de los individuos
más poderosos.
·
Como consecuencia, rechaza de plano el papel del Estado en la
sociedad.
·
Lo ideal es que
funcione el mercado y se liberalice la economía. No es que tengamos que estar en contra del mercado, pero una
cosa es la economía de mercado y otra economía con mercado. En la economía de
mercado, éste se convierte en una especie de ídolo al que hay que sacrificar
todo lo que haga falta, incluso vidas humanas. Lo que la economía de mercado
promueve o defiende es que haya libertad de movimiento, pero para los
capitales, para las empresas y para todas las grandes operaciones financieras,
sin embargo la libertad de movimiento no llega a los trabajadores y
trabajadoras, sobre todo a los de menos cualificación dentro de la escala
laboral.
·
Otra característica es
que los servicios públicos sean gestionados privadamente. Todo tiende a
privatizarse y no sólo la posesión, sino la gestión de todas las residencias de
la red pública (de ancianos, discapacitados, de la mujer, etc.). Esta es una de
las consignas del neoliberalismo: Primero privatización de las empresas
públicas y segundo privatización de la gestión de los servicios públicos que
permanezcan o se mantengan.
·
Otra de las
características del neoliberalismo es la de dar prioridad a la lucha contra la
inflacción frente a la apuesta por el empleo. Importa más que se reduzca la
inflación que se cree empleo. Buena prueba de ello, es que en estos tiempos de
bonanza económica con unos crecimientos asombrosos, el crecimiento del empleo
no se corresponde con el crecimiento económico.
·
Otra característica,
y este es posiblemente el mayor peligro, es el de confundir la libertad con el
mercado y el mercado con la democracia.
·
El problema más grave
y el enemigo y el adversario a batir que tiene el neoliberalismo es el estado
del bienestar. Éste se va configurando fundamentalmente después de la II Guerra
Mundial y es una conformación donde intervienen fuerzas políticas de distinto
signo: En Alemania por las fuerzas políticas demócrata-cristianas. Y la
social-democracia, preferentemente en los países del Norte. Y aquí con el
gobierno socialista porque con la dictadura había otras cosas como podía ser
proteccionismo o asistencialismo social.
Para
el neoliberalismo el Estado es el problema. Se van desmontando poco a poco las
piezas del puzzle del estado del bienestar: ¿Cuáles son esas grandes piezas?:
a)
Pleno empleo. Con mucha intervención del Estado.
b)
Generalización de los Servicios Sociales. Todos los ciudadanos tienen acceso a
los servicios sociales. Es la universalización de los Servicios Sociales:
Enseñanza, cultura, viviendo, salud, etc.
c)
Cobertura del desempleo.
d)
La intervención de las fuerzas sindicales en las relaciones laborales.
Se
les reconoce legitimidad para intervenir conjuntamente con el Estado en la
regularización en las condiciones de trabajo.
e)
El papel equilibrador de las diferencias del Estado. El Estado no es un simple
testigo mudo entre la empresa y los trabajadores, sino que busca con su
intervención el equilibrio y consecución de la igualdad.
El
neoliberalismo lo que hace es romper poco a poco las piezas de ese puzzle. El
empleo es menor y cada vez más precario. En España en concreto, (se empezó con
los socialistas) ha habido una serie de reformas conducentes a la
liberalización y desregulación laboral.
En
cuanto a los Servicios Sociales hay un incremento enorme de bolsas de
marginación que no tiene posibilidad de utilización de estos servicios. Y
cuando acceden, a veces, están ya en un estado de deterioro o situación límite.
Han mejorado ciertos servicios pero siempre para la población instalada.
En
el tema de las relaciones laborales el papel de los sindicatos va decreciendo
cada vez más y va habiendo una actitud mucho más pactista y menos
reivindicativa. La precariedad en el empleo evita que las personas que tienen
un empleo precario se movilicen, reivindiquen y luchen.
Y
por lo que se refiere a la intervención del Estado cómo árbitro, como equilibrador
frente a la mano invisible, cede vez se tiende más a la desaparición del
problema del Estado. Para el neoliberalismo el Estado es el problema, hay que
eliminarlo, porque es caro, costoso, no sólo por la burocracia, sino por la
cantidad de atenciones y servicios sociales que se prestan.
¿Cuáles
son los efectos del neoliberalismo? Se dejan notar, de manera muy especial, en
el Tercer Mundo, pero como estamos en el primero, también en el Primer Mundo y
en los países desarrollados:
Primer
efecto: El problema del desempleo. Alto índice de desempleo, que afecta a los
sectores más desprotegidos: los jóvenes, las mujeres y la situación del mundo
de los inmigrantes.
Segundo
efecto: Crecen los niveles de desigualdad. Se refuerza el bienestar de las
clases medias y altas y se está agudizando el malestar de las clases modestas y
de los sectores desprotegidos. Y además claro, hay una base casi religiosa
dentro del neoliberalismo que dice, los pobres, son pobres porque se lo han
merecido, los marginados, están ahí porque no tienen iniciativa, porque son
unos torpes, porque son unos vagos, porque no se esfuerzan. Nosotros, los de la
posición más ventajosa, estamos ahí, satisfechos, porque nos lo hemos merecido.
Tercer
efecto: Dificultad para la consecución del empleo estable y la precariedad en
el trabajo. Y esto ya va dividir a la propia clase trabajadora. La
contradicción y las desigualdades están entre los que tienen trabajo y no lo
tienen. Y de los que tienen trabajo, entre los que lo tienen fijo y los que lo
tienen precario. Así sucesivamente.
Cuarto
efecto: Deterioro y desmonte del estado del bienestar.
4.2. GLOBALIZACIÓN
Una
definición que agrupe todas las características de la globalización económica
sería esta:
"ES
AQUEL PROCESO POR EL CUAL LAS ECONOMÍAS NACIONALES SE INTEGRAN EN EL MARCO DE
LA ECONOMÍA INTERNACIONAL, DE MODO QUE SU EVOLUCIÓN DEPENDERÁ CADA VEZ MÁS DE
LOS MERCADOS INTERNACIONALES Y MENOS DE LAS POLÍTICAS ECONÓMICAS
GUBERNAMENTALES. Y COMO CONSECUENCIA, QUIENES GOBIERNAN Y DECIDEN LOS DESTINOS
DE LOS PUEBLOS SON LOS MERCADOS Y LOS GOBIERNOS SE LIMITAN A SER
ADMINISTRADORES O EJECUTORES DE LO QUE DICTAN LOS MERCADOS".
¿Por
qué es posible el fenómeno de la globalización en la economía hoy día? Hay dos
razones fundamentalmente. La primera por el desarrollo informático de los
medios de comunicación (sin este desarrollo hubiera sido imposible). Y segundo,
por el desarrollo de los mercados financieros, dicho de otro modo, por la
liberalización de la economía o la libertad de los capitales.
Vamos
a ver las características que tienen el mundo de la información y el mundo de
las finanzas. Comenzamos por este último, señalando cuatro características que
le hacen adaptable a las nuevas tecnologías y que permiten la globalización
son:
• Inmaterial. Se puede hacer una
operación financiera sin que aparezca un papel.
• Inmediato. En cuestión de segundos la
operación queda realizada.
Efecto
inmediato.
• Permanente. Esa operación se puede
hacer a cualquier hora del día.
• Planetario. Se llega a todas los
partes del mundo.
Un
pequeño grupo de individuos se aprovecha de las ventajas para movilizar
virtualmente miles y millones de dólares sin que se vea y hasta con nocturnidad
y alevosía.
Otra
de las condiciones de posibilidad de la globalización es la sociedad de la
información. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación son
el mejor púlpito para el desarrollo mercado mundial o del mercado único. Se ha
hablado de tres grandes momentos en el mundo de la comunicación: Primero,
Guttenberg con la imprenta, segundo, Marconi con la radio y tercero, las
autopistas de la información. Precisamente este tercer momento, el de las
autopistas de la información, es el que da a la globalización el refuerzo
decisivo.
¿Qué
objeciones se pueden plantear al fenómeno de la globalización? En principio, ni
es buena ni es mala porque el hecho de que los seres humanos estemos mejor
comunicados, mejor relacionados, que tengamos mas posibilidades de intercambiar
puntos de vista perece positivo. Pero tal y como se desarrolla la globalización
en la perspectiva de un modelo económico neoliberal es enormemente negativa.
Los
estados nacionales pierden autonomía, se pliegan a las decisiones de instancias
no mediadas democráticamente, es decir, se imponen las decisiones tomadas de
manera autoritaria por instituciones que no han sido elegidos democráticamente.
Los gobiernos de los países que han sido elegidos por el pueblo tienen que
acatar una serie de decisiones que se toman el Banco Mundial, en el Fondo Monetario
Internacional y en los grandes institutos de la opinión neoliberal que no
cuentan con una legitimidad democrática real.
Por
lo que se refiere a la globalización desde el punto de vista informático, el
gran peligro es que los estados nacionales van delegando funciones en relación
con los medios de comunicación a las grandes multinacionales del mundo de la
comunicación. Los autopistas de la comunicación imponen una cultura única, un
pensamiento único, una concepción de la realidad única y es la que viene desde
los sectores más poderosos e influyentes. En ese sentido, el mercado mundial de
las telecomunicaciones viene a engullir todo tipo de actividad comunicativa y
audiovisual libre y autónoma.
La
globalización es un proceso nefasto mediante el cual los pueblos han cedido el
poder sobre sus economías y sus sociedades a fuerzas globales y
antidemocráticas, tales como los mercados, las agencias de calificación de 1as
deudas, etc.
El
informe de las Naciones Unidas sobre “Pobreza y desarrollo mundial” dice que
con la globalización no todos son tratados iguales, es decir, en la
globalización que se expande por todo el mundo unos ganan y otros pierden.
Ganan los países con mejores medios, los mejor desarrollados y pierden los
menos desarrollados. Y dentro de los más desarrollados unos ganan más, otros
ganan menos y otros lo pierden absolutamente todo. Este informe hace ver la
falta de equitatividad que tiene la globalización con una metáfora:
"La
globalización es como una marea de riqueza que su supuestamente levanta a todos
los barcos, es decir, hay una marea y todos los barcos son levantados para que
zarpen. Pero los hay que tienen más agua debajo que otros, los transatlánticos
y los yates navegan mejor mientras que los botes de remo hacen agua y se hunden
rápidamente".
Y
para terminar, la última objeción sería decir que la globalización actual, es
una globalización mutilada. Fuera de ella hay continentes enteros como África
(700 millones de habitantes). Defiende el libre movimiento de los capitales
pero no el de las personas.
4.3. ESTADOS UNIDOS Y
EUROPA visiones políticas del mundo.
A
principios de los años 70, Washington estaba dispuesto a emprender, un
períodode distensión con la Unión Soviética y a acceder a las peticiones de los
europeosen el sentido de favorecer una relajación de la Guerra Fría. En un
principio, los problemas económicos y financieros de los Estados Unidos se
debían en gran medida alcoste de la Guerra de Vietnam, y a la sobrevaluación
del dólar, que ayudaba a lasexportaciones japonesas y europeas. Al déficit de
la balanza de pagos norteamericanase le sumó el comercial. Aumentó
alarmantemente el desempleo, los salarios quedaroncasi congelados, y se
manifestaron problemas inflacionarios al tiempo que una significativadebilidad
del dólar.
El
terrible clima económico internacional que siguió ala Guerra Árabe-Israelí de
octubre de 1973 —imposición de un embargo del petróleoárabe en la mayoría de
los países occidentales y aumento del precio global del petróleo provocó la
adaptación forzosa de EEUU y Europa a la nueva situación. Enigualdad de
condiciones, se hacía necesaria una mayor cooperación. Así pues, EstadosUnidos
no pudo sino aceptar una sustancial emancipación de Europa Occidental
conrespecto a su tutelaje. Prueba sin embargo de la tendencia dirigista en las
relacionesatlánticas fue que, sin mediar consulta previa a los propios
europeos, Henry Kissingerdeclaró 1973 como el Año de Europa.
Así,
ya a finales de los años 70 comenzó a percibirse que los países de Europa
Occidentaly Oriental divergían cautamente de las políticas sugeridas por sus
patrones enWashington y Moscú. Las naciones de Europa fueron construyendo
gradualmente unaidentidad europea común, haciéndose más conscientes de sus
intereses compartidos enlos asuntos mundiales. El distanciamiento entre los
Estados Unidos y la URSS tuvocomo contrapartida el acercamiento de los países
europeos entre si, que, en 1984 hacíanserios intentos para revivir la moribunda
UEO como brazo militar de la Europa unida.
Y
es que, a mediados de los años 70 podían observarse graves problemas de
cooperaciónentre las superpotencias. El fortalecimiento del movimiento
neo-conservador americanoen los años 70 parecía presagiar una nueva fase hostil
en la Guerra Fría.
La
opiniónpública europea y muchos políticos de Europa Occidental rehusaron
cooperar.
Alemania
Occidental y Gran Bretaña comenzaron a compartir la preocupación deWashington
con respecto a lo que parecía un intento por parte de la URSS por conseguirla
superioridad militar y nuclear, al margen de los acuerdos de reducción
dearmamento. Esta situación condujo a la decisión de la OTAN (diciembre de
1979) deorganizar un rearme a dos vías. En primer término, se intentó negociar
con Moscú unadisminución y hasta la eliminación de los misiles SS-20 de alcance
medio que apuntabana Europa Occidental. De resultar esto inviable, como así
fue, se desplegaríaarmamento americano equivalente, misiles de crucero y
misiles Pershing, en territoriode Europa Occidental, sobre todo en la Alemania
Occidental. La opinión públicaeuropea no aceptó sin embargo esta decisión.
En
Alemania Occidental se produjo lacaída del gobierno de Schmidt y la entrada del
gobierno de centro-derecha deHeltelutKohl (1982). A raíz de las numerosas
revueltas populares en Francia, el Benelux o laRFA, la ciudadanía dio un fuerte
impulso al movimiento pacifista europeo. Con nuevasestrategias políticas, los
partidos verdes, pacifistas o ecologistas irrumpieron en losParlamentos
europeos.
254'
Montserrat Huguet SantosEn un clima que anunciaba cambios sustanciales, a
Estados Unidos le preocupabaprincipalmente el crecimiento del eurocomunismo
europeo, cuya implantaciónen Italia, Francia y España no era precisamente
testimonial.
Los
partidos comunistasde Europa eran independientes de Moscú y pretendían democratizar
sus estructurasde partido. Todos ellos se manifestaban en contra de que sus
países tuvieran parteactiva en el sistema de defensa atlántico y en
consecuencia, de su pertenencia a laOTAN.
En
1974 Grecia se había retirado de la Organización en repulsa por la actitud
ambigua
de los países occidentales con respecto a la invasión turca de la isla deChipre
tras el golpe de estado suscitado por Grecia. El régimen militar de
Atenasconfiaba en poder unir Chipre con Grecia y mejorar así su deteriorada
popularidadnacional. En Italia, Francia, España, y en Portugal cabía la
posibilidad de que loscomunistas lograran carteras ministeriales. El
resurgimiento del anticomunismo norteamericanoasí lo atestiguaba. El cambio de
mentalidad de la sociedad norteamericanaculminó con la elección deReagan
(1981-1988) a la presidencia. Como ya anticiparala gestión de Carter durante
los dos últimos años de su mandato, Reagan nodudó en volver a los
planteamientos más duros de la Guerra Fría. Washington hacíadejación, de sus obligaciones
informativas para con sus aliados europeos quienes, encontrapartida, a mediados
de los años 70 se mostraban relajados ante las diferenciasmanifestadas por los
Estados Unidos y la Unión Soviética en algunas cuestionesimportantes, como la
guerra civil que asolaba Angola y Etiopía-Somalia.
Por
eso,mientras se reavivaban los rescoldos de la Guerra Fría, Europa se mantuvo
en losesquemas de la distensión. Así por ejemplo, con el fin de suavizar la
crisis de Afganistan,Giscardd'Estaing visitó a Breznev en Moscú. Primero el
Canciller Schmidty luego Kohl estuvieron tremendamente interesados en estrechar
lazos con BerlínEste y con Varsovia. A excepción del británico de Margaret
Thacher, muchos gobiernosde Europa Occidental rechazaron el consejo americano de
criticar abiertamentelas violaciones de los derechos humanos en el bloque del
Este. Pese a la opinión americanacontraria a los mismos, mantuvieron los
acuerdos económicos para la ayuda a
la
construcción de un oleoducto y de un gasoducto de Siberia a Europa
Occidental,además de una serie de programas de rearme.En los 80, la visión con
respecto a la política internacional era netamente diferentea ambos lados del
Atlántico. Mientras en Europa occidental se consideraba necesariomantener las
conversaciones con las administraciones del Este pese a las conductas
yactividades reprensibles de los gobiernos de Moscú y de Europa del Este, en
1980Estados Unidos boicoteaba como dijimos los Juegos Olímpicos de Moscú,
secundadotan sólo por Alemania Occidental, todavía muy sensible a las actitudes
americanas enEuropa. De modo que en la segunda mitad de la década, la
independencia de ambasEuropas con respecto a Estados Unidos y la URSS era
patente. Prueba de ello fue elestablecimiento de lazos económicos y comerciales
de los países del Este (AlemaniaOriental, Hungría y Rumania) con la Europa
Occidental. A partir de 1985 la progresivadulcificación de las relaciones
Este-Oeste —se produjeron diversas cumbres
entre
Reagan y Gorbachov (1986-88) que condujeron a drásticos tratados de reducciónde
armas— mantuvo a los gobiernos europeos como espectadores pasivos. NiMoscú ni
Washington consultaban a sus aliados europeos. De hecho, hasta mediadosde 1989,
dos de los principales líderes de la Europa Occidental, Thatcher o Kohl,
semostraron muy preocupados por los acuerdos americano-soviéticos de reducción
deReagan y el neoliberalismo europeo armas nucleares. Recuérdese el tratado INF
o de Fuerzas Nucleares de Alcance Mediode diciembre de 1987. Estos acuerdos
parecían garantizar la seguridad del continenteamericano pero ofrecían muchas
menos ventajas para Europa, haciendo incluso pocoverificable la estrategia de
respuesta flexible de la OTAN. No olvidemos que, si bienlimitadas por la
retirada voluntaria de una parte de las tropas soviéticas destacadas enlos
países del Este ordenada por Gorbachov en la primavera y el verano de 1989,
loseuropeos se encontraban aún enfrentados a la abrumadora superioridad de las
fuerzasmilitares convencionales de la URSS. En aquellos días Gorbachov hacía
énfasis en suidea de la construcción de una casa europea, en la que Europa
gozaba de. una identidadcultural e histórica común. A mediados de 1989 el líder
soviético llevó a cabo unconjunto de visitas por algunas de las principales
capitales europeas, Bonn, Berlín. Estey París. Con ello buscaba tranquilizar y
trasmitir a los europeos la naturaleza pacíficade la nueva política, aún
soviética. Pero esta impresión sólo se tuvo de hecho en occidentea comienzos de
1990, cuando a la URSS no le quedó más remedio que aceptarlas revoluciones
ciudadanas contra los regímenes pro soviéticos que se estaban dandoen todos los
países de la Europa del este.
4.4.
EN TORNO A LA SEGURIDAD EUROPEA
Durante el año
1975 la URSS había comenzado a desplegar los misiles SS 4 y SS 20, armas de
alcance medio, ojiva única y dotadas con cabezas múltiples. Estos misiles,
dirigidos hacia Europa, no formaban parte de las categorías a las que se
referían los acuerdos SALT, dado que su radio de acción era inferior a 5.500
km. El 28 de octubre de 1977 el canciller Schmidt exigió que las negociaciones
sobre la limitación de armamentos considerasen todas las categorías de armas y
que se estableciese la paridad de armamentos convencionales y nucleares
tácticos en Europa. Pero los diplomáReagan y el neoliberalismo europeo 259
ticos
americanos interpretaron las declaraciones del canciller como un requerimiento
de que se extendíesen las negociaciones con la URSS a las armas nucleares de
medio alcance. Este tipo de armas no estaba cubierta ni por los SALT ni por los
MBFR, siendo estas últimas un paquete de negociaciones sobre la reducción mutua
y equilibrada de las fuerzas en Europa central, que se desarrollaron en Viena,
paralelamente a la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación. No debemos
olvidar que los misiles
SS 20,
desplegados entre los meses finales de 1977 y el verano de 1979, eran armas de
contrafuerza que hacían vulnerable todo el dispositivo militar de Europa
occidental sin provocar daños colaterales de consideración. A comienzos de los
años 80 Reagan dedidió responder con la instalación de misiles Pershing II, con
un alcance de 1.800 km y misiles de crucero con un alcance de 2.500 km, muy
precisos. Se trataba de una revolución porque con la implantación de estos
sistemas euroestratégicos se
alteraban las
condiciones de disuasión en Europa, que pasaba a tener la consideración de una
disuasión flexible, frente a la tradicional, de control de la escalada.
El 30 de
noviembre de 1981, Reagan inauguró en Ginebra una conferencia sobre los
Euromisiles. Esta iniciativa parecía querer indicar que se volvía al
equilibrio. El presidente proponía la opción cero, es decir, Estados Unidos se
comprometía a no instalar los Pershing si los soviéticos retiraban todos sus SS
. El rechazo soviético fue contestado con la decisión de Reagan de implantar
los primeros misiles en Alemania Federal a partir de noviembre de 1983. La
iniciativa americana contó con el apoyo del canciller alemán Kohl y del presidente
francés François Mitterrand. Parecía" que la carrera de armamentos iba a
consolidarse como uno de los componentes irreductibles de la vida
internacional. En 1979 los acuerdos SALT II, en realidad nunca ratificados, no
parecían limitar la carrera de armamentos y daban ventaja a la Unión Soviética.
Pero el
programa presentado por Reagan el 23 de marzo de 1983 introducía un plan de
investigación tendente a la neutralización de los misiles soviéticos con
medidas defensivas. El potencial innovador de este programa fue inmenso. Reagan
persuadió al complejo militar-industrial y a la comunidad científica, a la
opinión pública y al Congreso de su país. El presupuesto aprobado para la
Iniciativa de Defensa Estratégica (IDS) entre 1985-1989 era de 26.000 millones
de dólares en créditos. Técnicamente
se trataba de
concebir un sistema de defensa compuesto por varias pantallas sucesivas que
podrían interceptar y destruir los misiles enemigos. La ejecutabilidad sin
embargo de los complejos sistemas que era preciso montar obligaba a preguntarse
acerca de su eficacia y coste. Estratégicamente hablando, el proyecto avanzaba
más allá del dogma de la destrucción mutua asegurada, en favor de un concepto
más esperanzador, el de la seguridad fundada en la defensa. Sin embargo,
alejada el arma nuclear, con el IDS reaparecía la amenaza de las fuerzas
convencionales y, en realidad, se reforzaba cuantitativa y cualitativamente el
arsenal nuclear.
En la segunda
mitad de la década, la cumbre de Reikiavik, celebrada en octubre de 1986 entre
Gorbachov y Reagan, levantó una enorme zozobra entre los aliados europeos de
Washington, quienes no fueron consultados suficientemente con antelación.
Durante la
cumbre las superpotencias se mostraron dispuestas a discutir sobre el espectro
armamentista en su conjunto: armas nucleares (estratégicas, de alcance
intermedio y de corto alcance), químicas y convencionales, en un ámbito
geográfico que iba del Atlántico a los Urales. En las conversaciones de
Reikiavik se habló de reducir en un primer período, de cinco años, los
arsenales estratégicos de ambas superpoten Montserrat Huguet Santos cias a un
50 por 100. En una perspectiva de diez años vista, se consideró la supresión de
todos los misiles balísticos, muy desestabilizadores, puesto que, en caso de
conflicto, habrían de ser los primeros en ser utilizados. A corto plazo se
sugería la desaparición de misiles nucleares de alcance intermedio
—euromisiles— permaneciendo sólo cien cabezas en manos de las superpotencias,
si bien fuera de Europa. Esta posibilidad dejaría al viejo continente en una
situación similar a la reinante en los años 50, con el predominio de los
bombarderos estratégicos, aunque con la diferencia de que ahora adquirían auge
los certeros misiles de crucero. Con respecto a la SDI —Iniciativa de Defensa
Estratégica norteamericana, o guerra de las galaxias— a la que Reagan no
sólo no quería renunciar sino sobre la que propuso incluso una aceleración, la
cumbre resultó un fracaso. Europa contemplaba cómo la posibilidad de un
incremento de las capacidades armamentísticas y tecnológicas de los EEUU
suponía la alteración del equilibrio, que además ponía en peligro la iniciativa
soviética de reformas económicas internas.
Los cambios
tecnológicos apuntaban a un replanteamiento de las condiciones de defensa
convencional de Europa, pero las negociaciones, considerando las asimetrías en
las dotaciones militares de las dos alianzas y las doctrinas militares tan
opuestas, no iban a resultar fáciles. Un buen marco para avanzar en la
confianza fue sin duda la Conferencia sobre Desarme en Europa (CDE), emanada de
la CSCE, cuya tercera fase se reanudó en 1986. A la luz de todas estas
perspectivas, la OTAN lanzó de nuevo
el debate
sobre la estrategia militar. El último cambio fundamental en la estrategia de la
Alianza Atlántica se había producido en 1967, cinco años después de que Estados
Unidos h,ubiese llevado a cabo unilateralmente el cambio de la doctrina de las
represalias masivas por la de respuesta flexible.
4.5. Políticas Neoliberales en Acción
Como ya se
explicó, la lógica del Neoliberalismo no se limita al sector económico tan
sólo. Por el contrario, el Neoliberalismo es transformado desde los
acontecimientos en Chile en 1973 en política e injusticia a nivel global, tanto
por los gobiernos occidentales, las entidades empresariales como la Cámara de
Comercio Internacional [CCI], la Mesa Redonda Europea de Industriales [ERT], la
Organización de Cooperación Económica y Desarrollo [OCDE], la Red Europea de
Servicios [ESN], la Coalición de las Industrias de Servicio de Estados Unidos
de América [USCSI], etc. y por las instituciones creadas después de la Segunda
Guerra Mundial en Bretton-Woods, como el Banco Mundial [BM], el Fondo Monetario
Internacional [FMI], y la Organización Mundial del Comercio [OMC], la
continuación del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, [GATT] abolida en
19463:En los tiempos del Neoliberalismo actual, recibe la supuesta “ley
natural” de la economía capitalista un apoyo tan masivo que el proceso no es
solamente globalizado, sino además acelerado. Para describir este proceso,
utilizan los políticos occidentales, entre otros los austríacos, el obsceno
lema “la velocidad mata”. Esto demuestra y confirma que ellos están muy
conscientes de lo que sucede y de lo que están haciendo. Por lo demás, el lema
expresa realmente el meollo del asunto; una vez que las “reformas”
neoliberales, que en realidad “deforman”, alcancen un cierto impulso, les es y
les será a las personas afectadas, imposible percatarse de lo que realmente ha
sucedido, qué fue implementado y decidido sobre sus cabezas y a sus espaldas.
Si después de un tiempo se llega a tomar conciencia de las consecuencias y
efectos, los políticos responsables ya se habrán ido y/o no habrá forma legal
alguna para “rectificar” nada. Debido a este procedimiento perspicaz y
atropellador padecen las protestas y resistencias de un tardío crónico, es
decir surgen recién cuando ya ha pasado todo y aparentemente, de una forma
irrevocable, como si hubiera ocurrido una catástrofe “natural”.
Los mismos
políticos que nos quieren hacer creer que las “políticas de reforma” son la
solución ideal y no el problema, y que la globalización del Neoliberalismo no
se puede detener, se abstienen de explicarnos que han sido ellos mismos los que
han introducido el neoliberalismo y profundizado su globalización. Para esto se
han valido de políticas estatales, así como mediante la participación en las
organizaciones de la Unión Europea y la OMC, el Banco Mundial y el FMI.
Evidentemente
que tampoco no nos explican el porqué lo han hecho y todavía se abstienen de
hacerlo, independientemente del partido político que tiene o se anida en las
esferas del efímero “poder público” que aún queda. Por lo demás, algunos de
ellos parecen haber olvidado que hasta hace poco conocían y representaban
posiciones completamente opuestas. ¿Qué ocurrió con ellos? ¿Fueron comprados,
amenazados, extorsionados o “les lavaron el cerebro”? Una cosa es indiscutible:
Los políticos no sufren la miseria que ocasionan y que legitiman cada día. Lo
cierto es que tan sólo con la ayuda de los políticos es que se ha impuesto esta
estrategia que sigue avanzando implacablemente, como si ellos fuesen empleados
o lacayos de los consorcios nacionales o transnacionales, los cuales no pueden
directamente determinar la política diaria, ni tampoco lo desean.
Pero una vez
más, vamos por partes: Desde la década de los ochenta del siglo pasado se
impone el Neoliberalismo en los países del sur, los cuales pueden ser
extorsionados debido a sus (altas) deudas externas, basándose en los Programas
de Ajuste Estructural (PAE), en el Banco Mundial y en el FMI. En muchas
ocasiones este proceso ha sido acompañado de numerosas intervenciones militares
y nuevas guerras que facilitan
Parafraseando a Richard Sennett (2005) la posesión de los bienes y
recursos que todavía quedan, ayudan a instalar también en forma permanente el
neoliberalismo como política económica y contribuyen exitosamente a reprimir
movimientos de oposición, que son etiquetados cínicamente como “levantamientos
FMI” y finalmente, después del conflicto, ayudan a asumir a los consorcios el productivo negocio de la
reconstrucción.
Después de
haber observado detalladamente el experimento chileno, fue impuesto en
Anglo-América el neoliberalismo en la década de los ochenta con Ronald Reagan y
Margaret Thatcher. En 1989 se formuló el llamado “Consenso de Washington” que
proclamaba conducir hacia la libertad, a la prosperidad y al crecimiento
económico mundialmente mediante “la desregulación, la liberalización y la
privatización”.
Esto se ha
convertido en un evangelio, justificación y promesa de todos los apologéticos
del neoliberalismo. Pero actualmente está comprobado que con este “nuevo
evangelio” tan sólo los consorcios tienen libre acceso al “paraiso terrenal”,
mientras que el resto de la población mundial tiene que conformarse con soñar
con el “paraíso celestial”.
En Europa
continental comienza el neoliberalismo con la crisis de Jugoslavia, originada
por el ajuste estructural del Banco Mundial y el FMI, conduciendo al país no
sólo al saqueo y la desintegración. Se desata además una guerra civil, en la
cual se lucha por los últimos recursos aún existentes. Desde la guerra de la
OTAN en 1968, están los Balcanes fragmentados, invadidos y geopolíticamente
bajo el control del neoliberalismo, entre otras razones por que la región es de
un interés estratégico para el futuro transporte de petróleo y gas desde el
Cáucaso al occidente (por ejemplo el gasoducto de “Nabucco” que se supone,
empezará a funcionar desde el Mar Caspio a través de Turquía y hacia los
Balcanes para el año 201169. Demás está explicar que también la reconstrucción
de los Balcanes es, por supuesto, un negocio exclusivamente de los consorcios
occidentales.
Ya en la
década de los ochenta se disputa la Guerra entre Irán e Iraq, en la cual Saddam
Hussein recibe apoyo occidental, pero ya en la guerra del Golfo en contra de
Iraq – en los comienzos de los años noventa – se anuncia la permanente
presencia de los Estados Unidos de América en la región petrolera más
importante del mundo.
Als mismo
tiempo se llevaron a cabo los tratados de la Unión Europea, por ej. los de
Maastricht y Amsterdam que están abiertamente alineados al neoliberalismo. Aquí
se declaró definitivamente a Europa en una zona neoliberal sin ninguna otra
alternativa posible. Y en esto han colaborado todos los gobiernos, ya fuesen de
izquierda, derecha, liberales o verdes (los llamados ecológicos). Hasta este
momento los políticos no han hecho un análisis profundo de la política del
neoliberalismo, de su historia, de sus antecedentes y de sus efectos en otras
regiones del mundo, como tampoco se han planteado la pregunta si habría una
relación con el nuevo militarismo.
Quizás por eso
el pueblo de Austria aprobó en 1995 la afiliación a la Unión Europea con
aproximadamente 60%, tampoco se le informó lo que realmente esto significaría.
En primer
instancia se impuso el llamado “paquete de austeridad”, equivalente al Programa
de Ajuste Estructural que dirigen la redistribución de la riqueza de “abajo hacia
arriba”, luego se comenzó con las reformas en el sistema tributario, con las
privatizaciones, con las reformas en el sistema de pensiones y finalmente, se
introdujo el euro que ha tenido un impacto inflacionario, pero que hasta ahora
no ha sido reconocido oficialmente como tal, de facto eso si, significó una
pérdida de ingresos neto de la noche a la mañana de más del 30%.
Paralelamente
ha ido aumentando la tasa de desempleo, y las condiciones de trabajo se han ido
deteriorando en todo el país.
Hoy por hoy se
dicta el 80% de las leyes que conciernen a Austria en Bruselas, lo que conlleva
a que el gobierno austríaco no tenga nada sustancial que decidir, es decir ha
renunciado prácticamente a la responsabilidad que debería asumir con los
ciudadanos que representa. Aún hoy, después de más de trece años no se ha
aclarado publicamente que relación tiene el neoliberalismo con la Unión Europea
y Austria, o con Chile o el Congo.
Cuando la OMC
fue fundada en 1995, los estados miembros de la Unión Europea adaptaron por
unanimidad todos los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio sobre la
concreta realización del neoliberalismo.
Estos acuerdos
incluyeron el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI), el Acuerdo General
sobre el Comercio de Servicios (AGCS), el Acuerdo sobre los Aspectos de los
Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) y el
Acuerdo sobre Agricultura (AsA), que entretanto se ha complementado con el
tratado de Acceso al Mercado No Agrícola (AMNA). Todos estos acuerdos apuntan –
en aquellos sectores en los que están autorizados – a una rápida inserción
mundial de los intereses empresariales correspondientes, incluso forzosamente
si fuese necesario. Así lo preveía el AMI, pero que en su forma originaria no
se pudo implementar, pues exigía una liberación total de todas las actividades
de los consorcios – definidas como “inversiones” decir excluirlas de toda
intervención, de leyes o reglamentos de parte de agentes estatales o privados,
primeramente en 29 países miembros de la OCDE para después extenderse a los 150
países afiliados en la OMC73.
Nunca antes,
ni siquiera en los tiempos coloniales, se les había otorgado a los “potentados”
una semejante “libertad” y eximido de toda responsabilidad de sus acciones. Por
eso no extraña que estos tratados y acuerdos se hayan mantenido en secreto
durante tantos años. Pero curiosamente en estas transacciones participaron
también los sindicatos, fueron parte de las discuciones por medio de la
Comisión Sindical Consultiva (CSC) y estuvieron presente en las conferencias de
la OCDE en París, cuando el AMI fue negociado. Tan sólo una indiscreción
concertada dió a conocer el AMI a la opinión pública en 1997. Aunque el
Ministerio de Economía austríaco, uno de sus impulsores, intentó impedir que el
AMI se hiciese público y al no lograrlo, trató de banalizar el contenido y
llamó a la crítica ironicamente una “cobardía” ante “lo nuevo”, y hasta de
“xenofobia” hacia ¡las empresas multinacionales!, e incluso habló de una
confabulación de “teorías de conspiración”. Pero justamente el contenido del
AMI, que verdaderamente trasciende la imaginación más audaz, no es teoría, sino
que detalla la práctica del neoliberalismo. Y en el fondo no representa ninguna
“conspiración”, ya que todo los participantes de las negociaciones como
gobiernos, algunas organizaciones no gubernamentales (ONG), sindicatos y
empresas dieron su consentimiento. Pero para los que no tenían idea y que
intencionalmente no fueron informados sobre el verdadero carácter del
Neoliberalismo, significaba este tratado una ¡verdadera “conspiración” de los
representantes del poder en contra de los pueblos y su gente!
La opinión
pública se entera paulatinamente que el AMI se ha ido concretizando
solapadamente, en parte mediante tratados bilaterales y el Tratado de Libre
Comercio (TLC), firmado por EE.UU., Canadá y México en 1994. Pero hasta ahora
ha fracasado el intento de convertir todo el continente americano en una Zona
de Libre
Comercio
(ALCA) debido a la resistencia de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos.
No sólo este ej. demuestra que el intento de transformar al final todo el mundo
en una Zona de Libre Comercio, se puede considerar aún como una ilusión.
Las
negociaciones concretas del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS),
que también se han mantenido en secreto desde finales de los noventa, describen
los planes de “privatización” y “comercialización” corporativa de todos los
ámbitos de la vida y naturaleza, con el fin de transformar todas las
dimensiones de la vida en “asuntos relacionados con el comercio”, es decir en
servicios o mercancía comerciable sin excepción, y en lo posible a corto plazo.
El AGCS puede entenderse como un proceso global de una sucesiva
“liberalización” de los servicios. Con estos fines se solicitan sugerencias de
todos los países miembros de la OMC y se les presentan al mismo tiempo ciertas
exigencias. Pero se ha comprobado que no es nada fácil entender verdaderamente
las actuales exigencias.
Por otro lado
las áreas “sensibles”, como la educación, la salud o el suministro de agua son
presentadas regularmente por la clase política como “masa no negociable”, lo
cual es una falsedad comprobada. En Austria por ej., tiene que ver la fundación
de diversas universidades de medicina claramente con la prevista privatización
los servicios de salud, y la Ley de Universidades del 2002, ya que la UG02 no
significa otra cosa que el comienzo de la privatización del sector de educación
superior y universitario, en práctica ya internacionalmente desde hace tiempo,
pero en Austria la UG02 ha sido vista durante años como una artimana de los
“negro-azul”, como si se hubiese podido esperar otra cosa de un gobierno
“rojo-verde”. En ese sentido se ha comenzado aerosionar el acceso libre a la
universidad y los derechos democráticos de los estudiantes y puestos de trabajo
a largo plazo y vitalicios, asi como también se impusieron cuotas
universitarias y estructuras autoritarias de corteempresarial al estilo de un
tenebroso absolutismo neoliberal. Conforme a esta nueva política, se “evalua”
el rendimiento académico de los profesores y asistentes según los criterios de
la economía privada. Otra medida ha sido la de empezar a reducir las facultades
de humanidad, letras y ciencias sociales. La reorganización y monetarización/comercialización
de la investigación académica y enseñanza se encuentran en pleno apogeo, puesto
que garantiza una mejor rentabilidad a las inversiones de la industria en la
educación transnacional.
Actualmente
rige en las universidades efectivamente la lógica: Ciencia es tan sólo aquello
que produce dinero – realmente una declaración de bancarrota intelectual.
Como en otros
países, las privatizaciones en Austria también han ido abarcando otros
sectores, especialmente los sectores de abastecimiento de agua y diversos
proyectos de infraestructura, como por ej. lo que fue finiquitado en los
Contratos de Arrendamiento Transfronterizo (CBL) con varios municipios
austríacos y con inversionistas estadounidenses. Las minicipalidades recaudaron
– por dejarles y arrendarles sus entidades a los inversionistas estadounidenses
– la llamada “ventaja de valor efectivo”, un pago al contado inmediato que
ofrecían los inversionistas de EE.UU. y que ellos a su vez, obtenían de sus
exoneraciones fiscales para inversiones directas en el extranjero. Sin embargo,
las entidades municipales fueron inmediatamente “arrendadas de vuelta“, ya que
se esperaba que las municipalidades mismas se hicieran cargo del funcionamiento
y mantenimiento de los servicios e infraestructura, pero ahora bajo yugo de
propietarios extranjeros. Lo qué ocurrió con las recaudaciones y los pagos,
nadie lo sabe hasta ahora. Lo que si se sabe es que la “laguna” en la
legislación fiscal estadounidense que facilitó estas transacciones, fue
“desecada” y que a principios del año 2004 todos los contratos del CBL fueron
declarados ilegales79. Lo que no se descarta eso si, es que un día, más de algo
vea la luz pública, y así los austríacos se podrán enterar no sólo de qué
filetes fiscales se desprendieron las municipalidades en los remates, sino
además, si hubo corrupción y en qué dimensión. Hasta ahora la corrupción ha
sido un sello típico en el proceso de privatizaciones.
En el AGCS
están definidos los servicios como “todo lo que a uno no le cae sobre los
pies”, como irónicamente comentó alguien una vez. Esto significa que ya no se
trata tan sólo de los servicios tradicionales, sino que además, se han
involucrado los pensamientos, sentimientos y hasta el actuar en sí. Inclusive
los elementos aire, agua, tierra o fuego (energía) son transformados cada vez
más en artículos negociables, sobre todo en aquellas regiones, donde aún no se
ha impuesto esta estrategia. Ganancias se persiguen obtener de la necesidad de
respirar, beber, levantarse, caminar o moverse.
En esa
dirección se está dirigiendo Nicaragua donde, según los planes de privatización
del agua, estaría prohíbido proporcionar un balde de agua a un vecino que no
pueda costearse su propio suministro, bajo so pena de multa de hasta diez meses
de salario mínimo82. Si dependiece de los consorcios del agua, el vecino
debería morirse de sed. La compasión altera sólo los negocios, sobre todo los
negocios de los principales distribuidores e agua como por ej. de las
transnacionales francesas y alemanas, Vivendi Universal, Suez o RWE, lo que
significa que efectivamente las privatizaciones en el sector del agua son un
negocio europeo.
Ganancias se
pueden obtener también por la venta de ríos enteros; En la India por ej. iban
las mujeres hindúes a los ríos a lavar por milenios su ropa con búfalos y
niños, pero después del “negocio”, según los relatos, fueron ellas insultadas
como “ladronas de agua”. Como ellas hicieron caso omiso a los improperios y
continuaron con sus faenas, fueron finalmente expulsadas del lugar por la
policía. Igualmente corren los rumores de que existirían planes para vender
hasta el sagrado río Ganges, llamado por los hindúes “Santa Madre Ganges” .
El agua dulce,
que representa tan sólo alrededor del 2% de las reservas de agua de la Tierra,
no es en si ni renovable ni puede ser como tal potenciada, pero por sobre todo,
es uno de los elementos fundamentales del ecosistema, por lo que sería
totalmente absurdo transformarlo en un producto comerciable84. Tampoco es
posible transportar el agua facilmente de un lugar a otro sin provocar
gravísimos daños en la región, como ha sucedido por ej. en el estado de Kerala,
al sur de la India, donde gran parte de sus reservas de agua dulce fueron
consumidas por la transnacional Coca-Cola para después abandonarlo y dejarlo en
una área casi desértica.
La amplia
definición sobre “inversiones” permite definir ahora las “inversiones”
simplemente como “servicios”, como por ej.“servicios financieros”. Con este
truco se pudo integrar el AMI al AGCS, lo que concretamente implica que con el
AMI se puede seguir operando. El AGCS es, por así decirlo, el AMI aplicado en
todo el mundo. Paralelamente se mantienen todavía los intentos de querer
reintroducir el AMI en el ámbito del OCDE.
La conocida
“Directiva Bolkestein“, denominada así por el ex comisario de la Unión Europea,
Bolkestein, puede considerarse como una de las versiones más recientes del AGCS
en cuanto a “servicios de trabajo”. La directiva pretende una especie de
privatización de los salarios dentro de la Unión Europea previsto está que se
les puede pagar a los trabajadores migrantes en la U.E. un sueldo similar al
recibido en su país de origen, independientemente si las remuneraciones en los
países en los que están trabajando son más altas. Una vez que esta directiva entre en vigor en el año 2001,
entonces nada impedirá que se impongan “condiciones laborales chinas”, en estos
momentos pasarán a ser los sindicatos europeos definitivamente obsoletos. ¿Pero
porqué ellos no han intervenido hasta ahora casi nada, o no han tomado ninguna medida
substancial en contral del neoliberalismo? Un comportamiento realmente extraño.
Pero últimamente la opinión pública se puede explicar en Austria un tanto el
porqué los funcionarios sindicales no podían o querían “luchar” por los
intereses de sus afiliados: La razón radica en que los funcionarios sindicales
habían estado especulando a partir de los años noventa con el dinero de sus
miembros, incluido el dinero de las “cajas solidarias” para el financiamiento
de huelgas. El resultado de estas “actividades sindicales” ha conducido a que
el “Banco para el Trabajo y EcomoníaAG” de Austria (Bank für Arbeit und
Wirtschaft AG/BAWAG) tuvo que ser vendido.
El AGCS en su
conjunto, es la expresión más radical del neoliberalismo militante, pues
postula fundamentalmente que nada y ninguna dimensión de la vida y ningún
sector debería estar fuera del control económico y la explotación, algo que
hasta ahora no se había nunca logrado imponer. El AGCS ha de entenderse por lo
tanto como el intento de convertir en este mundo absolutamente todo en
“mercancía” o “servicios” negociables, a fin de obtener beneficios monetarios,
es decir obtener ganacias de la naturaleza y sociedad toda, de animales y
plantas, materias y paisajes, del ser humano en su totalidad física y síquica y
de todos los aspectos de la vida humana, es decir el trabajo y el ocio, la
sexualidad y el embarazo, el nacimiento y la muerte, la enfermedad y la
angustia, la paz y la guerra, el deseo y la voluntad, el espíritu y el alma
¿Qué sucederá cuando ya no existan zonas que sean negociables? ¿Qué ocurrirá
cuando se difiera entre “la vida con o sin valor”, y esa evaluación sea una
práctica social normal, como por primera vez fue practicado por el régimen
nacionalsocialista, cuya visión era – desde la actual perspectiva – casi
futurista, nada de ¡retrógrada! ¿Qué pasará entonces cuando el trato con los
seres humanos como “capital humano” sea parte del diario vivir?
¿Qué sucederá
cuando todo se haya convertido en mercancía? ¿Y es siquiera esto posible? En el
caso de ser esto concretizado, entonces logicamente no habrá más nada que se
pueda transformar en mercancía y por ende, el proceso colapsaría y perecería
por falta de “masa”, de materia y recursos naturales o “riqueza tangible”,
inclusive los seres humanos. Esto equivaldría a una aniquilación absoluta, de
la cual no podría originarse nueva vida. En la producción de la mercancía se
consumió y absorbió, por decirlo así, todo “lo vivo”, es decir “la vida que una
vez fue”. Entonces de esta mercancía no podrá finalmente procrearse nueva vida.
Y este
exterminio de “lo vivo” hay que adjudicarselo al milenario pensamiento
“alquímico” patriarcal89, el cual no percibe como destrucción la supuesta
“creativa” transformación de la naturaleza y de los seres vivientes, en cosas –
parcial o totalmente – artificiales. Por el contrario la considera como algo
“superior”, “más noble”, “mejor”. Pero recién la forma moderna de este proceso
de transformación y su casi total empleo en el mundo entero, nos revela que
efectivamente la mayoría de las personas han sido seducidas por los “milagros
alquímicos” del supuesto “progreso”.
Esta forma de
religión ha impedido hasta ahora que se reconozca a tiempo la violencia que se
emplea permanentemente y se rechace la amenaza que está siempre latente en todo
este proceso. Con certeza se puede afirmar aquí, que aunque los principios del
AGCS no puedan ser realmente implementados en su totalidad, lo que se ha
concretizado hasta ahora, ha ocasionado ya enormes daños, en parte
irreversibles.
El ADPIC se
entrelaza con el AGCS en la medida en que intenta apoderarse de los resultados
del pensamiento y de la experiencia de – en muchos casos– milenarias culturas,
es decir de su legado espiritual e intelectual. El objetivo obvio de los
correspondientes consorcios es aprovecharse de estos legados milenarios para
luego transformarlos “legalmente” en propiedad privada y posteriormente cobrar
por su uso. La definición de los derechos de propiedad intelectual
“relacionados con el comercio” no precisa este tipo de propiedad intelectual,
sino que señala tan sólo la posibilidad de poder hacer con ellos un negocio.
Esto también es por otro lado válido para los derechos de propiedad intelectual
y las innovaciones de los países del norte que quieren imponerlas en otras
partes a cambio de una determinada suma, y si fuese necesario, mediante la
violencia. En ambos casos se utiliza el Tratado sobre el Derecho de Patentes,
especialmente el llamado derecho a “patente sobre la vida” que está
intrínsicamente mancomunado con el rápido desarrollo de la ingeniería genética.
Generalmente se puede pretender reclamar legalmente la propiedad de inventos o
logros ajenos si se han hecho o agregado algunos cambios técnicos, como por ej.
a través de la manipulación genética, entonces se puede afirmar haber inventado
“todo”. Inclusive se intenta entre tanto expoliar los genes de plantas,
animales y hasta la herencia genética de los seres humanos, como también los
genes de los recursos naturales en general, sin siquiera haber hecho
anteriormente ninguna modificación, a veces basta con afirmar su
“descubrimiento” – para su legitimación se ha redefinido la biodiversidad como
“invenciones biotecnológicas”.
Esta
“biopiratería” no demuestra otra cosa que el deseo de apropiarse y explotar
todos los recursos habidos y por haber, en muchos casos sin ningún aporte
propio, y además en su condición de monopolista, exigir de los posibles
usuarios cualquier precio, como es ya el caso por ej. del arroz “Basmati”.
Pero esta
“biopiratería” no ha funcionado en el intento de patentar el milenario árbol de
nim o nimba (margosa) de la India y otros países, pues la famosa física hindú
Vandana Shiva y otras personas apelaron y lograron que la Corte de la Oficina
Europea de Patentes (EPO) revocara su decisión. El 8 de marzo del 2005 se
liberó que el aprovechamiento del nim o nimba sea de dominio público y no
propiedad privada.
El caso hasta
ahora más conocido y espectacular es el ej. de la transnacional Monsanto, cuyo
método y estrategia para introducir y propagar sus “invenciones
biotecnológicas” han puesto en evidencia sus verdaderos objetivos; lograr en lo
posible que todos los campesinos y agricultores del planeta dependan
completamente de sus semillas, las cuales han sido modificadas genéticamente de
tal forma que su fértilidad permite la siembra y cosecha tan sólo una
temporada, razón por la cual son llamadas “semilla o tecnología exterminadora”.
Esto conllevaría logicamente a que los agricultores se viesen obligados a
comprarle a Monsanto cada año nuevas semillas, y esto garantizaría
definitivamente un monopolio absoluto, más poderoso que una patente – e incluso
a diferencia de las patentes – no habría fecha de expiración.
Como el ej. en
la India lo demuestra claramente, el uso de la “simple” semilla genéticamente
cambiada, ha conducido ya a que cien mil campesinos o más se hayan arruinado y
otros diez mil se hayan suicidado. Bajo los mismos efectos están padeciendo los
campesinos de Corea del sur y por eso están protestando bajo el lema: ¡“el OMC
asesina a los campesinos”! Pero gracias al movimiento que lucha en contra de
esta política, no ha sido posible hasta ahora concretizar estos planes en su
totalidad. La famosa física, ecofeminista y adversaria del proceso de
globalización, la hindú Vandana Shiva, ha descrito este problema como:
“negociando nuestra vida hacia la muerte”.
Las
transnacionales agroindustriales están incluso pensando en imponer una
prohibición general para los métodos agrícolas “tradicionales”. En ese sentido
fue dictada una norma en Iraq inmediatamente después de la invasión bajo mando
estadounidense, la que obligaba a los agricultores iraquíes a quemar todas sus
semillas y a utilizar exclusivamente “tecnología genética” – siendo Mesopotamia
una región con una agricultura milenaria, considerada incluso como “la cuna de
la agricultura”. Estos hechos comprueban que efectivamente con la ingeniería
genética y sus manipulaciones no se trata de contribuir a una vida mejor, sino
de instalar monopolios globales. Estos propósitos se hacen aún más evidentes a
través de los actuales planes de imponer un control monopólico sobre los
productos y servicios básicos, de los que obviamente depende cualquier ser
humano, la divisa proclamada y que ya está en camino a ser realizada es: ¡“El
negocio de la agricultura es el negocio de los negocios”! o “el trigo como
arma”! Por eso es que aumentan cada vez
más los problemas con las llamadas “invenciones biotecnológicas”, como por ej.
con las semillas de los productos transgénicos que no sólo son costosas, sino
que además vulnerables, a veces incapaces de autoreproducirse y de mala
calidad. El empleo de plaguicidas aumenta constantemente en lugar de disminuir
y “contaminan”, es decir destruyen las especies no modificadas
transgénicamente. Irrefutable es la destrucción irreversible que están
ocasionando cada vez más los productos transgénicos en una parte aún
desconocida de la flora y, dependiendo del uso, también de la fauna.
Uno de los
trastornos es la infecundidad parcial que es heredada a la próxima generación
sin que los nefastos efectos de estos procesos sean reversibles. En lugar
entonces de fomentar una nueva “pro/creación”, el mundo se dirige a un estado
infértil y estéril, desencadenando así muertes originadas artificialmente, y
aparentemente nadie sabe hasta ahora como detener estos crimenes.
Todo esto
pareciera ser una pesadilla, pero lamentablemente es una cruda realidad. Una
realidad concreta es ya por ej. que en Canadá no se pueda cultivar más la colza
natural. En ese rumbo también van Argentina y China donde se están cultivando
millones de hectáreas con semillas transgénicas. Los alimentos y semillas que
se donan en regiones afectadas por el hambre o se encuentran en estado de
emergencia, son casi exclusivamente productos transgénicos. Otro suceso
espeluznante es el de las vacas en Alemania que fallecieron a los dos años y
medio tras una terrible muerte debido a que habían sido alimentadas con
productos transgénicos. En Austria por ej., donde la gente se enorgullece de
poseer una conciencia ambiental, momentaneamente no se consigue para los
animales en el mercado más que alimento transgénico. Y a pesar de todas estas
espectaculares experiencias se está discutiendo aún en Austria el empleo de la
colza transgénica.
El invento de
alimentos que matan y la obligación a consumirlos – además por un precio muy
alto – es la mayor aberración de la vida que uno pudiese imaginarse e imposible
de sobrepasar.
En este
contexto se encuentra también el invento del maíz transgénico anticonceptivo de
la empresa suiza Syngenta con el propósito de distribuirlo en las regiones
donde se quiere reducir la “sobrepoblación”, ya que este “maíz suizo” contiene
espermicide que fueron obtenidos de mujeres infértiles. Increible pero cierto:
¡Tres en uno!– genocidio, asesinato y negocio.
Cada vez más
se comprueba que la idea de un progreso tecnológico orientada en la tecnología
de la máquina no ofrece perspectiva alguna, ni siquiera cuando no debiese ser
mortal. Del exterminio de los ciclos de vida y la manipulación de algunos de
sus componentes y su recomposición, no se podrá procrear nunca un sustituto
para la vida sin tales manipulaciones, en cualquier caso, ninguno que sea
superior. Curiosamente murieron las vacas en Alemania debido a diferentes
formas de colapso circulatorio. Habían perdido en cierto sentido el nexo
corporal (¿y espiritual?) cíclico de su existencia (compárense los síntomas de
la encefalopatía espongiforme bovina/EEB, las famosas “vacas locas”). Después
de recuperarse del espanto, lo que más le extrañó al agricultor alemán fue el
hecho de que nadie en la política ni tampoco en la ciencia, se interesó por
saber e investigar lo que realmente había sucedido con sus vacas.
Entre tanto
los Estados Unidos ha logrado obligar a la Unión Europea a que permita el
importe y la utilización de productos transgénicos en todos los sectores105. En
aplicar e imponer estas demandas se esmeran ciertos políticos europeos, como el
actual Ministro de Agricultura alemán, Horst Seehofer106, ignorando
sencillamente el claro y preciso rechazo a los “alimentos” transgénicos de
parte de la mayoría de los consumidores europeos.
El AsA, el
acuerdo de la OMC sobre agricultura, demuestra muy claramente que el concepto
“libre comercio”, no significa obviamente lo mismo para todos. El Norte impone
a los países del Sur sus excedentes agrícolas que son altamente subsidiados,
destruyendo así las oportunidades de venta de los agricultores locales en los
mercados nacionales, pero por otro lado se les impide a los productores del Sur
mediante barreras fiscales, ofrecer sus productos en los mercado del norte. Con
estas medidas el AsA amenaza la supervivencia de más de la mitad de la
población mundial, ya que tres mil millones de personas de la población mundial
son aún pequeños agricultores. Concretamente el AsA transforma los mercados a
favor de la agroindustria y en combinación con el ADPIC pone de este modo en
peligro la existencia de los pequeños y medianos agricultores.
Como en los
tiempos coloniales, las agroindustrias nacionales y extranjeras se apropian de
parte de las tierras para cultivarlas y explotarlas con sus “invenciones
biotecnologicas”, pues a menudo están interesadas únicamente en productos de
lujo, tales como camarones o flores para venderlos en los mercados de los
pudientes, sin importarles si la gente de los países del sur se puede
autoabastecer soberanamente.
Si la
subsistencia fue perjudicada drásticamente por el colonialismo, la destrucción
del autoabastecimiento está siendo actualmente intensificada y reforzada por el
neocolonialismo. Negocios lucrativos para los consorcios no se puede lograr con
la economía de subsistencia. Y además, la precaria existencia de los
agricultores tampoco se ha mejorado produciendo para satisfacer el mercado
mundial. El beneficio es siempre para otros.
En la cumbre
de la OMC en Hong Kong, en diciembre de 2005 sobresalieron las negociaciones
referentes al acceso a los mercados de productos no agricolas (Non Agricultural
Market Access, NAMA) ya que en estos tratados se definió también como producto
o materia aprovechable económicamente todo aquello que está relacionado con la
naturaleza exterior y que no tenga que ver con la agricultura como por ej. la
pesca, la silvicultura o incluso el control del aire para respirar, es decir el
oxígeno. De ese modo y en concordancia con los otros convenios de la OMC
predominó aquí la perspectiva de una comercialización total de todo aquello que
hasta ahora se había omitido, como por ej. el hábitat de los pueblos indígenas
y de tal forma, que también en estos casos la resistencia puede ser penalizada
como “expropiación” del derecho de los consorcios.
Realmente se
pueden calificar todos los acuerdos de la OMC como perversos e infames. Todos
se orientan exclusivamente en los intereses corporativos. La vida les es
indiferente y no tienen respeto a nada y por nada. O la vida se puede explotar
o se considera como un obstáculo. En todos estos tratados son los conceptos
vagos y por ende se pueden modificar e interpretar arbitrariamente si se trata
de las actividades de los consorcios, por elcontrario, en lo que se refiere a
inversiónes, servicios o propiedad intelectual, son estos conceptos precisos y
nítidos, más cuando se trata de eventuales impedimentos, – los llamados
“obstáculos” o la llamada “expropiación solapada”. Los verdaderos hechos son
invertidos: Quién obstaculiza a los consorcios, aparentemente lo expropia, pero
en realidad son los consorcios quienes expropian a las personas y a los pueblos
en todo el mundo.
Cualquier
“proteccionismo” es juzgado y rechazado enérgicamente si no favorece a los consorcios.
Lo mismo se aplica a los derechos de aduana o subsidios. “Liberalismo” se
espera y se exige tan sólo de los demás, es decir el “liberalismo” es válido
ahí donde sirve y beneficia a los intereses corporativos.
Hoy por hoy
sólo las empresas o los consorcios transnacionales gozan de algo parecido a los
derechos humanos, Personas que quieren hacer valer sus derechos ante los
consorcios, no tienen ni siquiera la posibilidad de que se les reconozcan éstos
como un problema, mientras que al contrario, los consorcios pueden demandar a
todos los que no actúan conforme a sus intereses y por lo demás, con las
mejores perspectivas a obtener éxito.
De facto la
OMC puede imponerse a la oposición o resistencia, pues cuenta con el llamado
“Mecanismo de Solución de Diferencias” (Dispute Settlement Mechanism) una
especie de tribunal internacional que le permite hacer prevalecer sus acuerdos
y resoluciones, incluso mediante severas sanciones – especialmente financieras.
Al igual que la OMC, no es este tribunal controlado democráticamente, pero si
sirve para que las empresas transnacionales y sus representantes puedan
reclamar sus “derechos” según los acuerdos de la OMC en contra de Estados,
organismos nacionales o locales y todo tipo de gobierno, y generalmente ganan.
Por el contrario, los países o gobiernos no tienen ante este tribunal ni
siquiera derecho a demandar – menos aún otras organizaciones.
Fundamentalmente
significa esto que otros derechos que no sean los de los consorcios,
simplemente no existen – ¡ni siquiera en teoría!
¿Cómo se le
puede explicar tal política a la gente para que la pueda aprobar? Por supuesto
que no se puede. Y como no se puede explicar razonablemente, simplemente no se
explica. La ideología encuentra en el neoliberalismo su final o desenlace. El
neoliberalismo es un premeditado fraude ante los intereses del 99% de los
habitantes de este planeta, pues legaliza directamente el fraude, robo y saqueo
por doquier. El neoliberalismo es además, tanto en intención como de facto, una
verdadera “arma de destrucción masiva” sin tener que hacer guerra abierta y
directamente. ¿Cuántas vidas ya han sido sacrificadas por el neoliberalismo?
Una cifra exacta no existe, pero se estiman en cientos de millones.
La OMC y sus
acuerdos están paradójicamente afianzados en las esferas del derecho
internacional, desde donde se dedican al saqueo de los pueblos despojados de
sus derechos por ellos mismos, contrariamente a lo previsto por el derecho
internacional, es decir proteger y velar por los derechos de las personas y pueblos.
Transgresiones contra los acuerdos de la OMC son juzgadas como una infracción
al orden jurídico internacional que está por encima de todo derecho nacional y
local. Concretamente significa esto que los casos jurídicos que impugnan la
compatibilidad de las leyes de la OMC (o de la Unión Europea) con las
constituciones nacionales pueden ser rechazados y de facto han sido rehusados
como sucedió en Austria en 2005.
La OMC y sus
acuerdos pueden ser entendidos entonces como una ley de autorización para una
constitución política mundial a favor de los potentados oligárquicos,
intentando por primera vez crear e instalar una especie de gobierno
neo-totalitario en el sentido de una “administración corporativa global”, no
siendo todavía posible un gobierno directamente corporativo. Es como si se
quisiera restablecer un nuevo tipo de despotismo, como el otrora denominado
“Modo de Producción Asiático” (AMP), sólo que sus orígenes ahora son
estadounidenses, en lugar de asiáticos.
Yo llamo ahora
la OMC “Orden de Guerra Mundial” (OGM), o alternativamente “k.o. mundial”
(“Knock Out Mundial”), pues como un tsunami pasa por el mundo arrasando con
todo lo que sea transformable en lucro.
4.6. EL CONTEXTO ECONÓMICO: LA HEGEMONÍA
ESTADOUNIDENSE Y EL NEOUBERALISMO
Durante
la primera mitad de la década de los años 80 los países industrializados se
esforzaron por crear las condiciones básicas necesarias para lograr un
crecimiento económico sostenido. Su estrategia económica se fundamentó en tres
elementos principales.
Para
empezar, el restablecimiento de la estabilidad de precios. En segundo término,
la adopción de medidas a medio plazo con la finalidad de limitar la proporción
de recursos reales y financieros absorbidos por el gasto y el déficit del
sector público.
Finalmente,
la búsqueda de un mejor funcionamiento del mercado. Los logros fueron
significativos. En 1986 la expansión económica de los países industrializados
entraba en su quinto año consecutivo, pudiéndose hablar del período de
crecimiento de mayor duración con respecto a las recuperaciones económicas
anteriores. Si en 1980 la tasa de inflación era superior al 9 por 100 en los
países industrializados, en 1986 llegaba a alcanzar el 3 por 100, el nivel más
bajo en los últimos veinte años, al que ayudó la bajada de los precios de los
productos básicos y la moderación de los aumentos salariales. Los tipos de
interés descendieron ocho puntos desde 1982. Sin embargo, la aplicación de esta
estrategia tuvo también sus sombras, esencialmente la referida a la alta tasa
de desempleo. Además, el crecimiento económico de los países industriales se
desaceleró desde los últimos meses de 1985, con lo cual también se frenaba la
expansión del comercio mundial y se acentuaba la tendencia a la baja de los
precios de los productos básicos. La reducción en el precio del petróleo y la
gran variación de las relaciones entre los tipos de cambio contribuyó a esta
desaceleración. No obstante, ya a comienzos de 1987 se apreció una
recuperación, estimulada por los bajos precios del petróleo y la reducción de
los tipos de interés sobre la demanda final.
Todos
los países industrializados avanzaron en la desreglamentación, en la reforma
tributaria, en la privatización y la flexibilidad del mercado del trabajo,
mediante reformas estructurales que mejoraban —a los ojos de los expertos— la
eficacia del mercado de productos y del trabajo, fomentando el espíritu de
empresa, factor esencial del crecimiento económico. Los datos de la deuda
fueron también positivos en los países industrializados. De la crisis de la
deuda de 1982 (déficit agregado en cuenta corriente equivalente al 18 por 100
de su exportación) se pasó en 1986 a una situación aceptable (5 por 100). Se
abandonó el déficit comercial y se alcanzó un ligero superávit. Si en 1984 fue
la economía norteamericana la que actuó como poderosa locomotora de la economía
mundial al crecer su producto nacional un 6'4 por 100, en 1985 le correspondió
a Japón el ejercicio de esta tarea, siempre en un tono más modesto. Sin
embargo, un año después no hubo ningún país que actuara de manera firme, ya que
el crecimiento económico en la zona de la OCDE fue más lento de lo previsto a
principios de 1986.
Por
lo que a la actitud preferente de su economía se refiere, en la década de los
años 80 Estados Unidos concentró su actividad fundamentalmente en Japón, como
un trampolín para la expansión en los 90 a las economías mercantilistas de los
nuevos países industrializados de Asia oriental y a las grandes economías
emergentes. Junto con la apertura del mercado financiero japonés, se produjo la
desregulación de los sistemas bancarios latinoamericanos —Latinoamérica perdía
terreno a medida que Asia Reagan y el neoliberalismo europeo oriental lo ganaba— y el levantamiento de las
barreras en países de reciente industrialización en el Este de Asia. Más allá
del objetivo asiático de esta política, poner en tela de juicio el Estado
desarrollista, se produjeron otros efectos en diversas regiones del planeta.
Uno de los más llamativos fue el debilitamiento del Estado social europeo. Las
reiteradas crisis (recordemos los fenómenos bursátiles de 1987) ponían en
evidencia que la política de intervención estadounidense producía nuevas
debilidades del sistema, si bien es cierto que reforzaba su propio papel
hegemónico en el sistema.
En
veinte años (1980-1999) el comercio mundial, medido en exportaciones y en
euros
constantes, pasó de 1.437 miles de millones a 4.071 miles de millones,
multiplicándose por un índice superior al incremento de la producción. Ya en
los años 80 hubo una penetración muy fuerte de las exportaciones europeas en el
mercado estadounidense (entre 1980 y 1999 se multiplicaron por 4'4 en tanto que
las importaciones aumentaron 2'4 veces). De esta manera Europa consiguió un
saldo promedio anual favorable de 23.000 millones de euros.
Con
respecto a las inversiones extranjeras directas (IED) —aquellas que realiza una
empresa para crear una filial fuera de su país o para tomar el control de una
firma extranjera mediante la adquisición de más del 10 por 100 de su capital—
desde mediados de los años 80 las corrientes anuales de IED aumentaron
notablemente. En 1980 representaban algo menos del 5 por 100 del producto
interior bruto mundial, porcentaje que en el 2000 había ascendido al 20 por
100. Este proceso se localizó y aceleró en el Atlántico. A comienzos del siglo
XXI el 80 por 100 del total mundial de emisiones de IED tuvo como protagonistas
a los países de Europa Occidental y a los EEUU. Si Estados Unidos se convirtió
en el principal emisor de IED, los siguientes fueron el Reino Unidos y Francia.
En la década de los 80 Japón se mantuvo en seria competencia con ambos países
europeos, pero en los 90 no pudo mantener durante mucho tiempo su 18 por 100 de
cuota.
Así
pues, desde los años 80 se asistió al desarrollo de un conjunto de fenómenos
económicos que favorecieron la hegemonía estadounidense. En primer lugar, la
formación o consolidación de oligopolios a escala mundial que afecto a la
multiplicación de compras y fusiones de empresas en los países desarrollados.
En segundo, la racionalización a escala mundial y regional del aparato
productivo de las multinacionales.
La
mayor especialización de sus unidades de producción llevó a una profundización
de la división internacional del trabajo.
Por
lo que se refiere a los países en vías de desarrollo, hasta finales de la
década de 1970 el endeudamiento era tolerable. El precio de los productos de
exportación aumentaba, lo que permitía a los países cumplir sin problemas sus
compromisos. Pero en 1979-80 se produjo un giro drástico: la política monetaria
que adoptó la Reserva Federal de Estados Unidos, seguida del Reino Unido, elevó
bruscamente las tasas de interés real. En 1982 el nivel de endeudamiento se
había hecho insoportable para los países en vías de desarrollo y en agosto
estalló la crisis cuando México anunció que suspendía sus pagos. Los países
ricos reaccionaron aplicando políticas neoliberales a escala mundial para
garantizar el pago de la deuda. En Europa y en Estados Unidos también los
gobiernos redujeron los gastos sociales y privatizaron numerosas empresas
públicas para satisfacer las exigencias de los acreedores. Una porción
creciente de sus recursos fiscales fue destinada al pago de la deuda. Al
generalizarse las políticas de reducción de impuestos sobre el capital, la presión
tributaria recayó sobre los trabaja, 252 Montserrat Huguet Santos dores. el
pago de la deuda promovió la transferencia de una parte creciente de los
ingresos de los asalariados y de los pequeños productores hacia los dueños de
los capitales.
El
Banco Mundial y el FMI, dominados por el G7, se ocuparon de administrar la
deuda multilateral, al tiempo que el Club de París y el de Londres reunieron a
los principales bancos acreedores. Pero, aunque los países más débiles hacían
frente a su creciente deuda externa, entre 1980 y 2000 la deuda se multiplicó
por cuatro, pasando de 600.000 millones de 1980 a 2'5 billones de 2001.
El
neoliberalismo americano tuvo su reflejo al otro lado del Atlántico. Hablar de una
Europa neoliberal en el sentido estricto es hacerlo en realidad de la
aplicación del liberalismo sin cortapisas en la vida del Reino Unido durante
las casi dos décadas posteriores a las elecciones de 1979. Dichos comicios
dieron a Margaret Thatcher la posibilidad de subvertir el consenso británico de
la posguerra en aras de la hipotética recuperación de un pasado hegemónico y
hasta imperial. La puesta en práctica del neoliberalismo en Gran Bretaña
pretendía cubrir dos objetivos, el primero de ellos el de la modernización de
la economía y el segundo, la reconfiguración del orden institucional y social
establecido por la socialdemocracia británica a partir del final de la Segunda
Guerra Mundial. El así llamado thatcherismo carecía en realidad de ideología
inicial, si bien, a comienzos de la década siguiente el Primer Ministro John
Major (1990) recogía el testigo y aplicaba a rajatabla los modos y los usos de
la política de Thatcher. En los años 80 se redujo el poder de los sindicatos,
se eliminó la propiedad municipal de vivienda» públicas y se acometió una campaña
de reducción de los impuestos directos. Entre 1983 y 1997 se privatizó la
práctica totalidad de las industrias gubernamentales y se reorganizaron los
servicios de salud, las escuelas, las universidades y hasta los centros
penitenciarios, que pasaron a estar regidos por organismos paraestatales que
informaban exclusivamente al gobierno central.
Los
mecanismos de mercado se introdujeron en los servicios públicos siguiendo el
modelo del mercado de trabajo estadounidense, y el derecho laboral fue
remodelado.
Con
políticas de esta naturaleza se produjo una importante descohesión de la
sociedad en la que surgían conflictos de distinta índole. Descendió el nivel de
los salarios, especialmente para los trabajadores no cualificados. El desempleo
total se instaló en uno de cada cinco hogares británicos, resurgieron las
enfermedades propias de la pobreza y con ello el recuerdo de los efectos
devastadores de la guerra. La limitación de las ayudas sociales no corregía la
fragilidad en que el sistema estaba poniendo a un sector muy nutrido de la
ciudadanía. Si bien a corto plazo el neoliberalismo británico procuraba un
desmantelamiento de viejas estructuras industriales y empresariales necesaria
para la modernización y el incremento de la competitividad del país, lo cierto
es que, a medio plazo, fomentó una economía efímera al tiempo que demolía los
restos de las estructuras sociales que mantenían al país. Con el rechazo
radical de la opinión pública, el thatcherismo propició lo que para algunos fue
un profundo efecto autodestructivo ya que, a la larga, puede atribuírsele el
hundimiento del Partido Conservador.
4.7. CONFLICTOS Y
CONVERGENCIAS
Es
obvio que la administración Reagan sé apresuró a establecer una lectura clara y
urgente de la amenaza soviética. Al disipar las ambigüedades de la competición
entre el Este y el Oeste, que habían venido produciéndose durante la última
década, Estados Unidos privó a los aliados europeos del margen de maniobra que
les permitía una cierta autonomía. Pero, los europeos se mostraron de inmediato
recelosos ante la mezcla de idealismo y de fuertes intereses materiales que
manifestaba la administración Reagan.
Los
desafíos claves pusieron en evidencia los distintos puntos de vista existentes
a ambos lados del Atlántico. Las cuestiones de fondo eran la relación entre los
ejes Este- Oeste y Norte-Sur y el crecimiento de la potencia militar soviética.
El 18 de junio de 1982 la administración Reagan había reforzado las sanciones
tecnológicas contra la URSS y propiciado un debate sobre la utilización
política del arma económica. En enero de 1980 Cárter había suspendido las
exportaciones de cereales hacia la URSS y reducido sus privilegios de pesca. El
arma de embargo se extendió también a la tecnología, ya que las restricciones
en esta materia resultaban de enorme eficacia para mantener el retraso
tecnológico. Para compensar los efectos de esta serie de embargos americanos,
se produjo un sustancial avance en la cooperación franco-soviética en temas
nucleares y de informática. El 18 de junio de 1982, Reagan añadió al embargo de
los productos petrolíferos los equipos fabricados por filiales extranjeras de
las firmas americanas o por las sociedades extranjeras bajo licencia americana.
La finalidad de esta política era obstaculizar la construcción del gasoducto
siberiano. Pese a todo, la profunda interdependencia de la que eran deudoras
las economías y de las tecnologías occidentales producían dificultades al
plantearse la divergencia de las actitudes americana y europea con respecto a
la URSS. Europa, favorable a la normalización de proyectos de cooperación,
chocaba frontalmente con los Estados Unidos, defensor acérrimo del boicot a la
Unión soviética. Finalmente, existía un asunto de suma importancia, el peso que
aún tenía la URSS sobre muchos países del Tercer Mundo y la toma de conciencia
de la insuficiente aproximación económica y social de los Estados Unidos con
respecto a los problemas de los países que aspiraban a salir del subdesarrollo
material y a incorporarse a la vida internacional En general, heredadas de la
etapa del Presidente Carter, durante la presidencia de Ronald Reagan se
produjeron tanto la confirmación como la estabilización de los desacuerdos con
Europa. Pero también es cierto que no se dieron crisis graves y que se hizo un
uso preferente de la diplomacia. Europa disentía abiertamente de Washington y
afirmaba sus diferencias con respecto a su aliado. Los negocios europeos, por
su parte, perdieron peso en la política económica global de los EEUU. Se redujo
el número de encuentros entre el presidente estadounidense y los líderes
europeos, pero se añadió una mayor formalidad a las relaciones personales y en
consecuencia se atenuó la conflictividad. Todo esto denotaba una mayor
seguridad por parte de Europa, al tiempo que una transformación en el juego de
equilibrios.
Durante
el mandato de Reagan se apreció un notable cambio de los principios, los
lenguajes y objetivos en la política exterior estadounidense por lo que se
refiere a las relaciones con la Unión Soviética. Europa percibía las crecientes
dificultades estadounidenses para sostener el peso político y financiero de sus
compromisos militares en el ámbito de la Alianza Atlántica, debido a las
dificultades económicas y financieras.
Se
produjeron señalados casos de disensión. En primer término, y de índole
política, la disputa sobre el gasoducto siberiano, debida también a la
colaboración técnica y financiera que Italia, Francia y Alemania prestaron a la
URSS. Este enfrentamiento se acentuó por las medidas de represalia sugeridas
por Washington tras la invasión soviética de Afganistán. Hubo también fuertes
divergencias sobre el tema de Oriente Medio y en especial sobre el conflicto
entre Israel y los palestinos.
Las
estrategias respecto del problema de las reacciones ante el terrorismo árabe
eran muy diferentes. Así por ejemplo se desaprobó el ataque estadounidense a
Libia en abril de 1986. La invasión de Granada por los Estados Unidos y su
política en América Central fue objeto de una condena europea unánime. En el
terreno económico y financiero, la estrategia estadounidense era tendente a la
expansión, mientras que la europea era favorable a la adopción de políticas de
austeridad dirigidas al control de la inflación y de la producción. Alemania
asumió una posición muy intransigente con respecto a Japón, a su vez más
abierto a acoger las instancias estadounidenses y a traducirlas a las líneas de
su política económica interna.
La
convergencia fue igualmente una dinámica muy digna de recordatorio. Italia,
Francia y Gran Bretaña aceptaron la invitación estadounidense para participar
en la fuerza multinacional del Líbano, si bien, manteniendo posiciones y
adoptando líneas de conducta diferentes. Unos años después acompañaron la
acción de los Estados Unidos en el golfo Pérsico, enviando representaciones de
sus flotas. Además, los gobiernos europeos secundaron la política de
acercamiento USA-URSS y en especial el acuerdo sobre la retirada de los misiles
del territorio europeo. La estabilización del dólar, o lo que es lo mismo, la
ayuda a los Estados Unidos en el terreno financiero, se saldó con las
intervenciones coordinadas de los bancos centrales.
Para
Estados Unidos Europa era sinónimo de tres países, Gran Bretaña, Francia y
Alemania. Las relaciones con cada uno de ellos eran de crucial importancia,
pero muy desiguales entre sí. Durante este tramo de la Guerra Fría los
americanos pareciera dejar de lado los intereses específicos de Gran Bretaña.
En 1983 Reagan ordenó la invasión de Granáda, miembro de la Commonwealth
británica, sin informar al respecto a la primera ministra británica, Mrs.
Thatcher. Tampoco se prestó especial interés a los intereses británicos en la
guerra de las Malvinas (1984), pese a lo cual, los gobiernos británicos seguían
porfiando en la idea de que las ventajas que les reportaba la relación con los
Estados Unidos —acceso a la tecnología militar y posibilidad de seguir actuando
en un escenario global y no sólo regional— compensaban con creces la desventaja
de ser tan sólo un socio menor. Gran Bretaña siguió apoyado de mañera incondicional
a los Estados Unidos —recuérdese el bombardeo americano de Libia en 1986— de
quien por otra parte recibió un apoyo esencialmente informativo de cara a sus
acciones militares. Con respecto a Alemania, Estados Unidos y Gran Bretaña
compartían la preocupación, verificada en los años 90, de que alcanzase una
posición hegemónica en Europa e incluso un papel relevante en la comunidad
internacional, de modo que Thather practicó una acción de acompañamiento sin
fisuras con respecto a los EEUU.
Las
relaciones con Francia fueron mucho más ambivalentes. La primera ,razón,
posiblemente histórica, era provocada por el recelo americano hacia la cultura
política francesa, hacia un lenguaje ideológico que se les hacía profundamente
subversivo.
En
segundo lugar, los franceses no podían permitirse el lujo británico de
distanciarse de Europa, y por ello se sentían incómodos con la manera en que
los intereses americanos en la Guerra Fría impulsaban la política americana
sobre Europa, presionando por ejemplo para el rearme de Alemania. La tercera
razón era la pervivencia de la influencia gaullista. Tras la dimisión de De
Gaulle, en 1973, las relaciones francoamericanas mejoraron un poco, pero la
antipatía francesa hacia los Estados Unidos sobrevivió a De Gaulle. En 1974
Francia rehusó participar en la Agencia Internacional de la Energía,
patrocinada por Estados Unidos. Sin embargo, ambos países supieron también
cooperar en algunos conflictos, tales como el del Líbano en 1983 o durante la
Guerra del Golfo. Así pues, pese a la teoría que indicaba el recelo como la
tendencia que marcaba las relaciones entre ambos países, en general en los años
80 y 90 se observa más una colaboración que una competencia. Las posiciones
verdaderamente hostiles a USA en Europa estuvieron localizadas en países
periféricos como Grecia y España. A Francia le cupo llevar la voz cantante de
un sentimiento compartido por muchos europeos, el del antireaganismo, si bien,
en líneas generales, Mitterrand siguió una política de acercamiento a las posiciones
estadounidenses que no obstante no se confundían con ellas.
La
política económica e internacional de Estados Unidos provocó en 1982 un
continuo sobresalto entre sus aliados europeos. La agresividad de Reagan, en
relación con el talante dubitativo de Carter, provocaba dicha reacción. La
política monetarista norteamericana en el seno de la economía occidental llevó
a afirmar al liberal luxemburgués Gaston Thorn, presidente de la Comisión
Europea, que las relaciones entre Estados Unidos y Europa se encontraban en su
peor momento desde la segunda guerra mundial. El alza, durante los diez
primeros meses de 1982, del precio del dólar infringió un aumento singular del
precio de la factura occidental de petróleo que irritó notablemente a los
europeos. Tres decisiones de Washington levantaron ampollas en las capitales
europeas. La primera fue la reducción de las exportaciones de acero de los diez
al mercado norteamericano. La segunda provino de las sanciones contra las 258
Montserrat Huguet Santos empresas alemanas, francesas, italianas y británicas,
que participaban en la construcción del gaseoducto siberiano y que fueron
levantadas sin que se conociesen exactamente los términos del compromiso
interaliado. La tercera, finalmente, fue la exigencia norteamericana, formulada
en la reunión ministerial del GATT, de que la Comunidad Económica Europea
modificase su política agrícola común.
Con
respecto a las tensas relaciones entre los Estados Unidos y la URSS, los
europeos, pese a compartir con el socio atlántico una política de firmeza con
respecto a la URSS, contemplaron con inquietud la dureza de la Administración
Rea gan. El interés de los aliadas europeos era suavizar la tensión y obligar a
los dos grandes líderes a negociar, tanto una reducción de armamentos como un
marco de relaciones económicas flexible, que permitiera a la CEE continuar su
política de distensión y de intercambios comerciales con el bloque del Este.
Pero de momento no se avanzó en ninguno de estos aspectos. De hecho, lejos de
reducir el armamento, la URSS se planteó como estrategia amenazadora la
implantación de 572 euromisiles para finales de 1983.
Para
la administración norteamericana del presidente Ronald Reagan, la visión de
Europa occidental era la de un conjunto de Estados y ciudadanos desagradecidos
al apoyo esforzado y continuo de los Estados Unidos. Ello denotaba una clara
falta de comprensión hacia el punto de vista los gobiernos de Europa
—conservadores o progresistas— con respecto a la actitud de los Estados Unidos
en el mundo. Estados Unidos acusaba de enorme insensibilidad a los europeos
occidentales, por su incomprensión ante el embargo de Reagan a la construcción
del gasoducto soviético, el afán de instalar misiles en la OTAN que
neutralizasen los misiles soviéticos, o el énfasis de defensa contra la
subversión marxista en Centroamérica. Los cambios operados en Europa
—mecanismos electorales que permitían la alternancia de las derechas y las
izquierdas— se volvían incomprensibles para los EEUU, que contemplaban a Europa
occidental un tanto altiva con respecto a un país, los EEUU, con quien
compartía fronteras políticas e ideológicas.
Para
los EEUU Europa no tenía en cuenta los 326.000 soldados norteamericanos
presentes en la defensa de esas fronteras comunes, ni el paraguas nuclear cuya
finalidad era defender a dicha Europa de las posibles veleidades de la
expansión soviética. Los países europeos no contribuían al incremento de la
defensa que la Administración Reagan consideraba imprescindible para mantener
la superioridad militar frente al imperio oriental. Los responsables de vender
la doctrina Reagan en Europa, de limar aristas y someter la desconfianza y
hasta la rebeldía de los europeos hacia la política de Washington, fueron el
entonces vicepresidente George Bush y el Secretario de Estado George Shultz.
4.8. El fracaso del
neoliberalismo en el mundo y la Unión Europea
En
el curso de los últimos meses la crisis financiera se ha agudizado ahora en los
países de la zona del Euro. Un elemento clave en el agravamiento de esta crisis
es el hecho de que el Banco Central Europeo (BCE) se constituyó como el único
banco emisor, pero no puede comprar deuda de los gobiernos. Así el BCE puede
prestar a bajísimos intereses a los bancos, pero a los gobiernos sólo
excepcionalmente puede adquirir bonos públicos. Esta ha sido una fuente casi
inagotable de ganancias para los bancos, mientras que los gobiernos son
sometidos a desmantelar las instituciones del Estado de bienestar y privatizar
los servicios públicos. Frente al reciente ataque del capital financiero y las
agencias calificadoras lo que se requiere es que el banco central imprima más
dinero y compre tanta deuda pública como sea necesario para disminuir las tasas
de interés.
Esta
contribución reúne las ideas expresadas en varios artículos elaborados por el
Profesor Vicenç Navarro entre diciembre de 2010 y mayo de 2011. Se expone en
ellos diversas causas de la crisis actual, especialmente en países de la Unión
Europea (UE), de entender el fracaso del neoliberalismo y argumentar a favor de
una salida no neoliberal a la crisis.
4.8.1. Polarización
Social y Crisis
Uno
de los mensajes que se están extendiendo más ampliamente entre la mayoría de la
población, no sólo en España sino también en la mayoría de países de Europa y
de Norteamérica, es que las próximas generaciones van a tener unos estándares
de vida más bajos que los actuales. Se dice que la causa de ello es que “desde
hace tiempo estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades”. De esta
percepción se derivan las políticas de austeridad promovidas por los
establishments financieros, económicos, mediáticos y políticos, que tienen como
objetivo reducir los estándares de vida de las clases populares, subrayando la
necesidad de vivir más destamente de lo
que vivimos ahora, pues los recursos del país no dan para más. Se acentúa en
este mensaje que los hijos y nietos de las generaciones futuras vivirán con
niveles de vida inferiores a los de sus padres y abuelos.
Este
mensaje se ha ido repitiendo durante los últimos 20 años y ha alcanzado la
categoría de dogma. Y como todo dogma se reproduce más a base de fe
(neoliberal) que de evidencia científica.
En
realidad, los datos muestran que la riqueza, medida por su Producto Interno
Bruto (PIB) per cápita, ha aumentado, desde la II Guerra Mundial en todos los
países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), el
grupo de países más ricos del mundo, del cual España forma parte. Este
crecimiento, tras unos años de recesión, ha continuado en la mayoría de países
de la OCDE. Y es inconcebible que, una vez que las economías se recuperen, la
riqueza de estos países disminuya.
¿Cómo
puede ser entonces que, siendo los países cada vez más ricos, se pronostique
que la mayoría de la población será cada vez más pobre?
Para
responder a esta pregunta hay que entender la evolución de la distribución de
la renta y de la propiedad que se ha ido produciendo en estas sociedades. El
crecimiento de la riqueza de un país depende primordialmente del tamaño de la
población que trabaja y de su productividad. Y ambos factores han ido
creciendo.
El
primero ha sido resultado fundamentalmente de la integración de la mujer al
mercado de trabajo. Y el segundo es consecuencia de muchos factores, desde la
formación del trabajador a la inversión técnica en los puestos de trabajo y a
mejores sistemas de organización y participación en el mundo laboral.
Consecuencia de todos estos factores es que la riqueza que se ha ido
produciendo en la mayoría de países ha sido considerable. Pero, y ahí está un
punto clave, no todos se han beneficiado por igual.
La
riqueza producida por el mundo del trabajo no ha revertido proporcionalmente
sobre los trabajadores. Así, en Estados Unidos (US), uno de los motores de la
economía mundial, el crecimiento de la productividad por hora trabajada ha
crecido mucho más rápidamente que el salario horario desde 1995. Y, desde 1999,
el crecimiento de su salario ha descendido notablemente, mientras que el
crecimiento de la productividad ha continuado creciendo.
Ello
significa que las rentas generadas por el incremento del producto no han ido
tanto a los salarios como a la clase empresarial y a la clase financiera, que
guarda y especula con esas rentas. La evidencia científica muestra que, a mayor
desigualdad de rentas en un país, mayor es el desarrollo del sector financiero.
Es decir, que a mayor concentración de las rentas y de la riqueza en un país,
mayor es el ahorro y la especulación.
El
porcentaje de las rentas nacionales derivadas del trabajo ha ido descendiendo
en US y en la mayoría de países de Europa (incluyendo España), mientras que las
rentas del capital han ido aumentando. Dentro de las rentas del trabajo, los
salarios son los que representan el porcentaje más bajo de la renta nacional,
que ha alcanzado en US, y en la mayoría de países de la OCDE, el porcentaje más
bajo desde 1945. En realidad, la situación de las familias trabajadoras se ha
deteriorado marcadamente, deterioro que ha sido incluso más acentuado como
consecuencia de la crisis.
Los
salarios en US, por ejemplo, han bajado un 2% durante el periodo 2008-2010,
mientras que los beneficios empresariales han subido un 57%. Esta situación ha
dado pie a grandes desigualdades.
Y
esto ha ocurrido también en España. En realidad, España es uno de los países
europeos con mayores desigualdades. La renta disponible de la decil superior en
España es 10,3 veces mayor que la renta de la decil inferior, una de las
desigualdades más altas de la OCDE. Si en lugar de renta hablamos de propiedad,
la situaciónes incluso peor. La concentración de la riqueza en España es de las
más acentuadas en la OCDE. Así, el 10% de las familias posee el
58%
de toda la propiedad. En realidad, el 1% de la población de renta superior
posee el 18% de toda la propiedad. La gran mayoría de la población tiene
escasísima propiedad. Como punto de comparación, en Finlandia el 1% de la
población más rica posee el 10% de la propiedad, y el 10% posee el 45% de la
propiedad.
Esta
concentración de la riqueza, que se realiza a costa del Bienestar de la mayoría
de la población, explica el relativo Empobrecimiento de las clases populares y
también, por cierto, las crisis que estamos viviendo. El enorme endeudamiento
de estas clases populares se debe a la pérdida de su capacidad adquisitiva, y
las enormes crisis bancarias se deben a la enorme concentración de la riqueza y
de las rentas y su utilización en actividades especulativas.
Las
causas de esta polarización social son políticas y se reducen al enorme poder
que el capital financiero (la banca) y los grandes empresarios tienen sobre el
Estado. Y la población lo sabe. Según las últimas cifras del Centro de
Investigaciones Sociológicas, la gran mayoría de la población indica que los
bancos tienen más poder que los gobiernos, mientras que colocan a las grandes
empresas casi en el mismo escalón.
4.8.2. Productividad
y Distribución de la Renta: Orígenes de la Gran Crisis
El
que fue ministro de Trabajo durante la Administración Clinton, Robert Reich,
acaba de publicar un artículo “How Democrats Can Become Relevant Again” 3 que
tiene gran trascendencia no sólo para las izquierdas estadounidenses, sino
también para las españolas. R. Reich señala que, desde la implantación del
modelo neoliberal a principios de los años ochenta, cuando se iniciaron las
políticas lideradas por el Gobierno de Reagan, el salario por hora en US se ha
mantenido prácticamente estancado. Hoy, un trabajador de 30 años recibe el
mismo salario por hora (después de descontar la inflación) que hace 30 años. El
90% de la población en US gana ahora
sólo 280 dólares más que cuando la Administración Reagan inició su mandato, lo
que supone un incremento de menos de un 1%. Las familias, sin embargo, han
conseguido aumentar sus ingresos como consecuencia de la incorporación de la
mujer al mercado de trabajo, con un número mayor de miembros trabajando ahora
que entonces.
Estos
datos son sorprendentes. ¿Cómo puede ser que los salarios del 90% de la
población laboral hayan crecido tan poco cuando el PIB se ha más que doblado
durante estos 30 años? Si la riqueza total del país ha aumentado más del doble,
¿cómo puede ser que el crecimiento salarial haya sido tan escaso? (Esta
pregunta debería hacerse también en España.) ¿Dónde ha ido a parar todo el
incremento de la riqueza, si no ha ido a los asalariados (que son,por cierto,
los que crearon tal riqueza)? Robert Reich lo muestra claramente. Ha ido a la
población más rica de US. El 1% de la población de este país, que tiene la
mayor renta, ha doblado, por ejemplo, el porcentaje de su renta, pasando de
representar el 9% del total de la renta nacional (en 1977) al 20% ahora. En
realidad, las rentas superiores (0,1% del 1%) han triplicado su renta. Este
pequeñísimo grupo de la población (150.000 declarantes de renta) gana más que
120 millones de trabajadores de US. “Cómo pueden los demócratas volverse otra
vez relevantes” ¿Cómo puede ser esto? La respuesta es muy fácil, aunque apenas
aparece en la literatura económica.
El
incremento de la productividad, que explica el gran crecimiento de la riqueza
del país, no ha repercutido en los trabajadores, sino en los propietarios de
los medios donde trabajan y en los centros financieros que manipulan, especulan
y gestionan tal dinero. Y todo ello ha ocurrido con el apoyo del Estado federal
estadounidense, cuyas políticas fiscales han facilitado esta enorme
concentración de las rentas. La gran concentración de las rentas ha
incrementado enormemente el poder político de los ricos y los súper ricos, que,
a través de su influencia política y mediática, han reducido espectacularmente
sus impuestos. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta el año 1980, la tasa de
grabación fiscal de los más ricos había sido del 70% de media. En realidad, en
época del presidente Eisenhower, un presidente republicano, había llegado
incluso a alcanzar el 91%. A partir de 1980, sin embargo, este porcentaje
comenzó a caer en picado. Durante Reagan bajó al 28%, durante Bush padre subió
ligeramente al 36%, durante Clinton subió un poco más, al 39%, y durante Bush
hijo bajó de nuevo al 36%, ¡55 puntos menos que durante el republicano Eisenhower!
Estos descensos han ido acompañados de la práctica eliminación de los impuestos
de las grandes propiedades (que afectan sólo al 2% de la población) y una
bajada muy notable del impuesto de sociedades (que son las mayores fuentes de
ingreso del 1% de la población).
Este
último impuesto, que había sido del 35% en los años setenta pasó a ser sólo un
20% durante la época Clinton y ahora es sólo un 15%. Las políticas neoliberales
han sido causa de la enorme bonanza para los ricos y súper ricos a costa de la
mayoría de la población.
Esta
enorme concentración de las rentas ha contribuido enormemente a la crisis
económica. Puesto que los ricos ahorran más que consumen (tienen tanto dinero
que ya no necesitan más), Septiembre-diciembre 2011 ello quiere decir que el
20% de las rentas poseído por el 1% de la población se ha extraído del mundo
del consumo. Y ello implica un enorme agujero, pues no hay suficiente demanda
para estimular la economía. Por otra parte, el estancamiento salarial lleva a
un enorme endeudamiento de la población, que, al colapsar el crédito
(consecuencia de la actividad especulativa de los súper ricos), ha creado la
enorme crisis que estamos viviendo.
En
España existe una situación semejante. El salario medio (medido en euros
constantes) era prácticamente el mismo en 2008 que en 1995. El aumento de la
riqueza, resultado del crecimiento de la productividad, se ha ido concentrando
en los ricos y súper ricos, de manera que España es, según el Luxembourg Income
Study (centro de estadística sobre distribución de renta más creíble), uno de
los países desarrollados con mayores desigualdades de renta. El coeficiente
Gini (indicador de desigualdad) de España es 0,315, una cifra sólo ligeramente
inferior al de US (0,372). Y una de las causas han sido las políticas fiscales
regresivas de los sucesivos gobiernos españoles desde 1995. (El tipo máximo
impositivo ha bajado 13 puntos durante el período 1995-2010, el bajón mayor en
la UE-15). De ahí que las propuestas que Robert Reich hace para las izquierdas
estadounidenses sean aplicables también a España.
Deberían
revertirse las políticas fiscales, exigiendo que los impuestos de los ricos y
súper ricos aumentaran muy marcadamente, no sólo por razones de equidad (en sí
un argumento suficiente), sino también por razones de eficiencia económica. La
enorme desigualdad es la causa silenciada de la enorme crisis que estamos
sufriendo.
4.8.3. La creciente
impopularidad de la Unión Europea
La
Unión Europea tiene un problema grave. Están surgiendo movimientos populares
anti Unión Europea en casi todos los países miembros de tal entidad
político-administrativa. Es ierto que la UE nunca fue un concepto popular. En
realidad, surgió de unas élites que querían establecer un mercado común para el
cual se necesitaba una moneda, el euro, que pasó a sustituir a las monedas
nacionales de la mayoría de países de la UE. Sólo en el Sur de Europa aquellos
países (España, Grecia y Portugal) que habían sufrido dictaduras fascistas o
fascistoides, la UE generó cierta ilusión, pues Europa representaba para la
población de estos países la esperanza de salir de las odiadas dictaduras y
alcanzar el sueño democrático que asumían era común en el resto de Europa.
Incluso hoy, la UE es el sueño de ciertos movimientos secesionistas, como el
movimiento independentista catalán, que ve en Europa la manera de
independizarse del estado español. Pero, por lo demás, la UE nunca fue muy
popular y ahora está siendo considerablemente cuestionada por amplios sectores
de las clases populares. ¿Por qué? Una de las explicaciones que se dan con más
frecuencia a este hecho es la explicación cultural identitaria que explica este
distanciamiento (asumiendo erróneamente que hubo anteriormente un acercamiento)
de Europa, como consecuencia de la desagregación de una identidad común –la
europea- que ha ido diluyéndose con los movimientos migratorios que han sido
una característica del establecimiento de tal entidad. Ni que decir tiene que
las migraciones que han tenido lugar entre países de la UE y entre la UE y los
países subdesarrollados (y, muy en particular, del mundo islámico) han
acentuado unas tensiones sociales que han reavivado el sentido de pertenencia e
identidad, al ser considerada esta inmigración una amenaza a la identidad
nacional, atribuyendo la inmigración al establecimiento de la UE, con su
compromiso con la movilidad de personal dentro de la UE.
Esta
explicación cultural-identitaria, sin embargo, es claramente insuficiente, pues
evita la pregunta de por qué este rechazo ocurre ahora y no antes. Tal
explicación tampoco contesta por qué se identifica inmigración con el
establecimiento de la UE. En realidad, y tal como ha señalado Goran Therborn
–uno de losanalistas más agudos de la realidad europea-. Europa ha sido un
continente basado en la inmigración, con mayor variedad étnica incluso que US,
el país considerado por excelencia como el basado en inmigración. La
inmigración, per se, pues, no es la mayor causa del rechazo a la UE por amplios
sectores de las clases populares.
Para
entender tal rechazo tenemos que recuperar categorías analíticas que han caído
en desuso, tales como clases sociales, poder de clase y lucha de clases,
categorías utilizadas por las dos tradiciones existentes en las ciencias
sociales occidentales, tanto la marxista, como weberiana, categorías
prácticamente desaparecidas en los análisis actuales. Cuando analizamos la UE
desde esteprisma analítico (de las ciencias sociales tradicionales) podemos ver
que la construcción de la UE se ha hecho en beneficio primordialmente del
capital (y, muy en especial, del capital financiero) y a costa del mundo del
trabajo. Los datos son claros y contundentes.
Desde
que la UE y su Eurozona se establecieron hemos visto los siguientes hechos:
1.
En cada país de la UE (y todavía más en cada país de la Eurozona), las rentas
del trabajo, como porcentaje de la renta total del país, ha ido descendiendo
(pasando de representar como promedio de la UE-15 un 68% de las rentas
nacionales, a un 56%) mientras que las rentas del capital (y muy en especial
las rentas del capital financiero) han aumentado.
2.
El desempleo ha aumentado en la mayoría de países de la UE, cuyo promedio ha
pasado a ser más alto en la UE que en US, revirtiendo una situación anterior
(1950-1980) en la que el desempleo había sido menor en Europa que en US.
3.
Las condiciones de trabajo han empeorado, con aumento del porcentaje de
trabajadores que indican estar estresados en el trabajo, habiendo alcanzado en
2009 la cifra del 52% del total de la 105 Análisis No.10 población laboral en
el promedio de la UE-15. También y relacionado con ello, la incidencia y
prevalencia de enfermedades laborales relacionadas con el estrés ha aumentado
notablemente.
4.
La tasa de crecimiento del gasto público en transferencias y servicios públicos
del estado del bienestar ha ido disminuyendo mientras que las tasas de
crecimiento de las necesidades ha ido aumentando.
5.
Los derechos laborales y sociales han ido reduciéndose. Es lógico, por lo
tanto, que la UE esté creando mayor rechazo entre amplios sectores de las
clases populares. La inmigración sólo acentúa lo que existe ya en aquellos
países: el deterioro del bienestar social y calidad de vida de la clase
trabajadora y otros sectores de las clases populares. En realidad, la
inmigración se ha utilizado por el mundo empresarial para abaratar el precio
del trabajo y permitir el deterioro de las condiciones de trabajo. La negación
de este hecho –verificable por la información empírica existente- por parte de
sectores de las izquierdas ha contribuido a su pérdida de popularidad entre
tales clases populares.
En
realidad, el enorme declive de la socialdemocracia en la UE se debe a ser
percibida por estas clases populares como protagonista en la construcción de
tal UE. No sólo los partidos socialdemócratas gobernantes en la UE, sino
también la gobernanza de la UE (en la cual personajes de la socialdemocracia,
como los Comisarios de Economía Asuntos Económicos y Monetarios, Pedro Solbes y
Joaquín Almunia) han jugado un papel clave en el desarrollo de la UE y de sus
políticas.
Esta
realidad discriminatoria en contra del mundo del trabajo y a favor del capital
se ha acentuado todavía más en la manera como se desea salir de la crisis. Las
mismas fuerzas financieras, económicas y políticas (e incluso los mismos personajes)
que nos llevaron a la crisis están ahora intentando salir de ella en términos
muy favorables al capital y desfavorables al mundo del trabajo.
El
país que ha sufrido mayor colapso de su economía en Europa ha sido Letonia, el
cual ha sido forzado a hacer cambios sumamente favorables a las rentas del
capital y muy perjudiciales al mundo del trabajo como condición de su entrada a
la UE y a la Eurozona. Tales cambios impuestos por la UE y por el Comisario de
Economía y Asuntos Monetarios de la UE, entonces Joaquín Almunia (personaje
importante en el socialismo español), incluyó un recorte del 30% del salario de
los empleados públicos, un descenso del 20% del gasto público, una reducción de
salarios en todos los sectores de la economía (con el argumento de hacer la
economía más competitiva), y otros cambios que crearon una
disminución
(en 2008-2009) de nada menos que de un 25% de su PIB como consecuencia. Se
calcula que las clases populares no alcanzarán el nivel de vida que tenían en
2007 hasta 2016, imponiendo así diez años de enormes sacrificios. Los recortes
en sanidad, educación, seguridad social y empleo público han sido enormes,
desmantelando el estado del bienestar. Grecia ha sido también un país en que
las políticas de austeridad están creando una gran movilización popular (que
apenas sale en los medios) que han alarmado a la burguesía griega (cómplice con
la UE en el desarrollo de tales políticas), pues cuentan con la simpatía de los
agentes del orden, tales como la policía que se ha opuesto a reprimir tal
agitación social. El futuro de Grecia es un interrogante.
En
Irlanda, la política de austeridad ha forzado una movilización popular contra
la clase política. Nunca antes había tenido Irlanda un rechazo tan marcado (y
merecido) hacia su clase política. En Portugal, el capital financiero
(incluyendo la banca portuguesa) forzaron un “rescate” de una enorme
austeridad, que está dañando el estado del bienestar y estándar de vida de la
mayoría de la población.
Y
en España, como ocurrió antes en Alemania con el gobierno socialdemócrata
presidido por el canciller chroeder, el gobierno Zapatero es uno de los
gobiernos más impopulares que hayan existido en España durante la democracia,
resultado de las políticas de austeridad de su gobierno.
Aunque
estos países son los casos más extremos, la realidad es que un fantasma recorre
Europa y es el enfado hacia esta Europa que no es la Europa de los pueblos,
sino la Europa del capital. Frente a esta Europa del capital, hay que
establecer la Europa de los pueblos, con la alianza de las clases populares. Es
importante para toda la UE, por ejemplo, que la clase trabajadora alemana
recupere los salarios que le permiten su elevada productividad, a fin de que el
consumo (y no sólo las exportaciones) contribuyan a reavivar la demanda
doméstica a nivel europeo. Y es importante para el trabajador finlandés que se
alíe con el trabajador español para que la burguesía, pequeña burguesía y
clases medias de rentas altas en España paguen impuestos que hoy no pagan.
Escribía un ciudadano finlandés en una carta al Financial Times que “mientras
los finlandeses pagamos diligentemente los impuestos, ya que la honestidad es
considerada un pilar de la sociedad, me resulta difícil ver como los euros de
mis impuestos se gastan en apoyar a países que han mentido sobre su economías
(Grecia) y en los que la evasión fiscal es un hobby nacional (España)”. Y el
ciudadano finlandés llevaba parte de razón, aunque hay que añadir dos matices
importantes, uno es que el trabajador español paga impuestos a niveles
semejantes al trabajador finlandés. Ligeramente inferiores, pero no muy
diferentes. El trabajador mejor pagado, el trabajador de la manufacturera en
España ya paga alrededor del 72% de los impuestos que paga su homólogo en
Finlandia.
El mundo empresarial y financiero y las rentas
superiores en España, son las que pagan mucho menos que sus homólogos en
Finlandia. Un rico en España paga en impuestos sólo un 23% de lo que paga un
rico en Finlandia.
La
segunda clarificación es que la supuesta ayuda finlandesa a España, en caso de
“rescate”, no iría al trabajador español, sino a la banca española y
extranjera, predominantemente alemana y francesa, que es la que recibiría el
dinero que el Estado español obtendría para pagar la deuda.
Y
esto es importante. El trabajador finlandés y el español (y el griego, entre
otros) tienen muchos intereses en común. Todos ellos desean que las rentas
superiores, la banca y las grandes empresas, tanto en Finlandia como en España,
paguen sus impuestos. Y que su dinero vaya a ayudar a las personas que lo
necesitan y no a los bancos. Seguro que si se les pidiera su opinión a las
clases populares de Finlandia y de España (y de la mayoría de países en la UE)
sobre este tema, respondería afirmativamente y estarían de acuerdo. De ahí que
el reto de las fuerzas progresistas en la UE sea mostrar los elementos e
intereses que tienen en común los distintos pueblos y naciones existentes en
este continente. Y construir sobre estos intereses una Europa del mundo del
trabajo distinta a la que se está construyendo a beneficio del capital. Muchas
propuestas se han hecho en esta dirección.
Sé
que una respuesta inmediata a esta proposición es desmerecerla como utópica,
mostrando y defendiendo la situación actual como la única posible. Y ahí está
precisamente el poder del establishment europeo tanto el financiero como el
mediático y el político: han eliminado
cualquier posibilidad de crear una alternativa. Pero que sea o no una
alternativa dependerá de la movilización social. Y lo que hoy estamos viendo es
una agitación social no vista desde los años sesenta, agitación que está
ocurriendo a lo largo de este continente. La historia no ha terminado.
El
futuro de las izquierdas europeas es facilitar tales movilizaciones de protesta
en contra de esa Europa, con el fin de crear una alternativa.
4.8.4. Neoliberalismo
en la Unión Europea
Desde
los años ochenta del siglo XX hemos visto la aplicación de políticas
neoliberales en muchas parte del mundo (impulsadas por organismos como el Fondo
Monetario Internacional (FMI), políticas que han sido también impulsadas por la
Unión Europea (por el Consejo Europeo, la Comisión Europea y el Banco Central
Europeo).
Uno
de los centros de investigación económica de US, el Center for Economic and
Policy Research (CEPR), ubicado en Washington, acaba de publicar el estudio más
detallado que haya existido sobre la evolución de los indicadores económicos y
sociales de los países de las Naciones Unidas desde 1960 a 2000, dividiéndolo
en dos periodos, 1960-1980 y 1980-2000. (Weisbrot, M, y Ray,R. 2011) Esta
división se basa en el cambio de paradigma económico que ha dominado el Fondo
Monetario Internacional, pasando de keynesianismo en la época 1960-1980 al
neoliberalismo en el periodo 1980-2000. De esta manera el estudio hace también
una evaluación de las políticas seguidas en el primer periodo (que se
caracterizaron por un intervencionismo público en la economía, acompañado de
una regulación de los mercados, incluyendo los mercados financieros) con las
seguidas en el segundo periodo (una priorización de las fuerzas del mercado con
inhibición del papel del estado y desregulación de los mercados, incluyendo los
mercados financieros).
El
estudio agrupa a los países en cinco grupos según su nivel de desarrollo
económico al inicio de cada periodo es decir, 1960 y 1980. Los resultados del
estudio rompen con muchos supuestos de la sabiduría convencional (y doctrina
oficial del FMI), incluido el supuesto éxito de las políticas neoliberales. El
informe muestra como los indicadores económicos y sociales sufrieron un retraso
en su mejoramiento durante la segunda época 1980-2000 y ello no como resultado
de que el rápido mejoramiento de tales indicadores en el periodo 1960-1980
hubiera agotado las posibilidades de continuar mejorando durante el periodo
1980-2000, sino que la ralentización se debía a las políticas neoliberales que
obstaculizaron la continuación de tal progreso.
Precisamente
para evitar el efecto llamado en inglés “The diminishing returns” (que a
mejores niveles de bienestar es más difícil continuar superándolo), se
estandarizó el nivel de desarrollo económico comparando países con el mismo
desarrollo económico al inicio de la aplicación de las políticas neoliberales
con otros países de igual nivel de desarrollo económico al inicio de las
aplicaciones de las políticas keynesianas.
Esta
ralentización del progreso se acentuó en los países que aplicaron las políticas
públicas promovidas por el FMI durante el periodo 1980-2000. El crecimiento
económico, el crecimiento del PIB per cápita, el crecimiento de la esperanza de
vida, el descenso de la mortalidad infantil, el crecimiento del gasto público
educativo, el crecimiento de la población escolarizada (en educación primaria y
secundaria), el descenso del analfabetismo, entre otros, fueron mayores en la
mayoría de países en la etapa 1960-1980 que en la etapa 1980-2010. El estudio
analizó también la situación de China (la segunda economía mundial) e India (la
cuarta economía mundial), ninguna de las cuales siguió las políticas neoliberales.
A
la luz de estos datos, el FMI perdió bastante credibilidad en sus recetas pues
estos hechos documentados en este informe eran conocidos en los países que
seguían los mandatos del FMI.
Tales
recetas hicieron mucho daño al bienestar social de aquellos países sin que,
además, fueran eficaces en mejorar sus condiciones económicas. Antes al
contrario, el deterioro de los indicadores sociales perjudicaron la situación
económica. Muchos países se rebelaron frente al FMI y el coro de voces pidiendo
su desaparición creció notablemente. Sus reservas bajaron de 105.000 millones
de dólares en 2003 a 20.000 millones en 2007. El número de países que pidió
ayuda al FMI decreció espectacularmente como consecuencia de su falta de
credibilidad y percibida incompetencia.
Fue,
durante la crisis iniciada en el 2007, que aumentó su reserva a 750.000
millones, reserva que se está utilizando primordialmente en los países del Este
y del Sur de Europa. Sus recetas –que resultaron dañinas e ineficaces en los
países asiáticos y latinoamericanos- son ahora llevadas a Europa.
El
caso más claro de los impactos negativos de las políticas neoliberales fue en
la URSS, donde, en lugar de seguir una Transición que mantuviera un rol para el
estado como pasó en China, se pasó de la economía planificada al neoliberalismo
más duro con un coste humano enorme. La esperanza de vida descendió y sus
niveles de bienestar y calidad de vida bajaron en picado.
Todavía
hoy, los indicadores de calidad de vida bajo el neoliberalismo, como esperanza
de vida, son más bajos que los existentes en la época preneoliberal. Si tal
deterioro hubiera ocurrido en un país
que pasara del capitalismo al socialismo el escándalo hubiera sido enorme. Pasó
en el sentido inverso y apenas fue noticia, a la luz de estos datos es difícil
sostener que las propuestas neoliberales sugeridas por el FMI hayan sido
exitosas, tal como sus defensores proclaman.
La
evidencia científica del fracaso del neoliberalismo aparece claramente también
en el análisis del supuesto “rescate” de los países periféricos de la eurozona,
despectivamente conocido como PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España). En los
tres primeros países, los recursos del FMI y de la Unión Europea, que se han
transferido a estos países (recursos mal llamados “fondos de ayuda y
recuperación) han sido condicionados a que sus gobiernos hagan reducciones
draconianas de su gasto público, forzando además reformas que tienen como
objetivo reducir los salarios. En ninguno de estos tres países, tales políticas
han conseguido lo que deseaban. En realidad, los intereses de la deuda pública
han continuado aumentando y el crecimiento económico es prácticamente nulo,
cuando no negativo. La respuesta a esta situación por parte de la UE y del FMI
es que los recortes no han sido suficientes y la bajada de salarios no ha
tocado fondo. Como consecuencia de esta lectura del porque tales políticas han
fracasado, se exige más de las mismas medidas. Y así se está yendo hacia un
suicidio.
Los
que no están perdiendo, sin embargo, son los bancos y muy en especial los
bancos de los países centrales de la UE y muy en especial los bancos alemanes.
Las “ayudas” a aquellos países - Grecia, Irlanda y Portugal- no son ayudas a la
población. Son fondos que se prestan a sus gobiernos para que puedan pagar a
los bancos. La evidencia muestra claramente que las supuestas ayudas no están
ayudando a estos países a que salgan de la crisis.
En
realidad seis datos aparecen con toda claridad:
1.
Grecia, Irlanda y Portugal no están saliendo de la recesión. Al revés, están
retrocediendo más y más. Su tasa de crecimiento económico es nulo o negativo.
2.
Los intereses de su deuda continúan subiendo, no bajando.
3.
Los bancos domésticos se están descapitalizando pues hay una huida del ahorra
doméstico hacia el exterior pues hay una desconfianza creciente en la
viabilidad del sistema financiero.
4.
La valoración de sus bonos por las agencias de evaluación continúa siendo de
negativa a desastrosa.
5.
Hay una protesta generalizada tanto dentro como fuera de estos países sobre las
políticas neoliberales impuestas por el FMI y la UE para salir de la crisis,
con el surgimiento de movimientos anti UE.
Y
por si todo esto no fuera poco, el BCE está aumentando los intereses bancarios
lo cual hará más difícil, casi imposible, la recuperación económica de estos
países periféricos.
4.8.5. Una salida No
neoliberal a la crisis europea
En
realidad, es bastante fácil ver y entender que es lo que debería hacerse.
Cuales son las políticas alternativas que deberían hacerse en la eurozona. Y no
es muy diferente de lo que se hizo para salir de la Gran Depresión (a
principios del siglo XX) o de la recesión económica en Europa que ocurrió
inmediatamente después de la II Guerra Mundial como resultado de la destrucción
de gran parte de las economías europeas. En ambos casos la Recesión-Depresión
se revolvió a base de una enorme inversión pública con un enorme crecimiento
del gasto público y aumento de la capacidad adquisitiva de la población
mediante incremento de los salarios. En US, el New Deal, y en Europa el Plan
Marshall, sacaron a aquellos países de la crisis. Imagínese la estupidez que
hubiera sido que en aquellos momentos, se hubieran recortado el gasto público y
bajado los salarios. De seguirse entonces las políticas que imponen ahora, ni
US ni Europa habrían salido de la crisis, lo que debería hacerse es pues:
1.
Incrementar la demanda pública y privada para estimular el crecimiento
económico.
2.
Aumentar el gasto público, creando empleo público o financiado públicamente.
3.
Considerar que el desempleo es el mayor problema económico y social existente
en la eurozona.
4.
Estimular la demanda doméstica en los países centrales como Alemania,
convirtiéndola en el motor de la recuperación económica. Los salarios deben
aumentar en tales países, así como en los periféricos.
5.
Redistribuir las rentas, disminuyendo la enorme concentración de las rentas que
están dañando la eficiencia económica de los países, sustrayendo grandes
cantidades de dinero del consumo y demanda.
6.
Exigir que el Banco Central Europeo sea un Banco central (que tenga como
objetivo, además de controlar la inflación, estimular el crecimiento económico
y creación de empleo) y compre eurobonos de los estados periféricos con
dificultades.
7.
Eliminación de las políticas de austeridad.
8.
Reforzar a los sindicatos para poder restablecer pactos sociales más favorables
al mundo del trabajo.
9.
Hacer reformas fiscales profundas que determinen una redistribución de la renta
(orientada hacia el consumo de las clases populares).
10.
Eliminar el fraude fiscal y los paraísos fiscales
11.
Establecer Bancas Públicas, exigiendo además, como condición de ayudas a la
banca privada, que tales ayudas estén condicionadas a la provisión de crédito.
12.
Eliminar la independencia del BCE y de los Bancos Centrales.
13.
Coordinar las políticas económicas, fiscales y sociales a nivel europeo.
14.
Establecer convenios colectivos a nivel de toda la Eurozona y a ser posible de
toda la UE.
15.
Imposibilitar el movimiento de capitales para fines especulativos.
16.
Establecer un presupuesto de la UE que alcance (como sus fundadores exigieron)
un mínimo de un 7% del PIB europeo. Y que tal presupuesto sea aprobado por el
Parlamento Europeo.
Es
casi inevitable que (como consecuencia del enorme dominio del pensamiento
neoliberal en los establishments mediáticos, económicos y políticos europeos)
cada vez que se presenta este programa alternativo (cuya eficacia se ha
mostrado en el periodo keynesiano 1945-1980) se desmerezca definiéndolo como
utópico, e irrealizable. Pero, su inevitabilidad está basada en el hecho,
mostrado y documentado en este artículo, de que las políticas neoliberales
actuales están llevando a estos países a una situación económica que no es
sostenible ni económica ni políticamente. No hay duda de que tales políticas
terminarán imponiéndose. Pero para ello se requiere una enorme movilización y
agitación social en protesta a la situación actual.
4.9. EL PRECURSOR
HERBERT SPENCER
De
entre las distintas opciones derivadas en la propia formación profesional del
autor, es posible señalar entre los fundadores del neoliberalismo como modelo
económico dominante la figura señera de Spencer quien en El individuo contra el
estado afirma:
La
mayor parte de los que se reputan ahora como liberales son conservadores de una
nueva especie.
Para
poder ilustrar mejor la diferencia política que existe entre los dos grupos,
indica que los conservadores corresponden a una sociedad de carácter militar;
en cambio,
a
una sociedad industrial le corresponde los liberales. La oposición entre estas
dos formas de organización social se deriva de las cualidades de cooperación.
La sociedad militar tiene su base en una cooperación obligatoria; en cambio a
la industrial una cooperación voluntaria, así mismo los conservadores, por
distintas razones, se han ubicado mejor en el campo y los liberales en las
ciudades. Finalmente los conservadores creían que la sumisión del ciudadano y
del pueblo en general al gobierno era absoluta; en cambio los liberales
destacaban el carecer condicional de esa sumisión.
Pero
la oposición fundamental entre liberales y conservadores consiste en que
“comparando estas descripciones, vemos que en un partido (el liberal) existía
el deseo de contrarrestar y aminorar el poder coercitivo del gobierno sobre los
ciudadanos, y en el otro (el conservador) el de mantener y aumentar dicho
poder.
Más
adelante reitera:
Todas
las aboliciones de las leyes que restringían la libertad religiosa, de
comercio, la de asociaciones de los obreros, etc., son otros tantos testimonios
del deseo de una limitación. De igual modo que el abandono de las leyes
suntuarias, o el de aquellas que prohibían determinado entretenimiento, el de las
otras que prescribían determinadas formas de cultivo, etc., implicaba la
creencia de que el Estado era incompetente para decidir en estas materias, lo
mismo las reformas realizadas por el partido liberal durante la última
generación para desviar los obstá-culos que se oponían a la libertad individual
en diversas esferas, expresaban la opinión de que también en estas esferas
debía restringirse la acción gubernativa. Al reconocer la necesidad de limitar
el poder del gobierno se alentaba la aspiración de elevar esta tendencia a la
altura de una teoría.
Así,
pues, el liberalismo en lo pasado, con su práctica de la limitación (del
Estado) preparaba manifiestamente el terreno a la consagración del principio”
(Spencer, 1999: 31; subrayado propio).
Por
ende, los liberales se caracterizaban, en un principio, por combatir por los
medios a su alcance, los intentos tanto del soberano como del parlamento para
reducir la libertad individual del ciudadano. Consecuentemente, el liberal
estaba dispuesto a reducir, aminorar y contrarrestar las disposiciones que
atentaran contra la libertad. Pero con estas acciones restrictivas, sin
percibirlo, los liberales, poco a poco, socavaban el poder público; es decir,
promovían la idea de que “el Estado no era competente para decidir” o
intervenir en esferas específicas de la actividad humana. Así, los defensores
de la libertad del individuo propiciaron concomitantemente- un deterioro del
Estado y su capacidad para intervenir en la mediación de la libertad de acción
del hombre. En este aspecto Spencer destaca una distinción esencial de la
coerción; su cualidad positiva o negativa:
Dejando
estas cuestiones generales y volviendo a la especial que nos ocupa, insisto en
la respuesta de que la libertad que disfruta el ciudadano debe medirse no por
el mecanismo parlamentario bajo la cual viva, sea o no representativa, sino por
el número relativamente escaso de restricciones que se impongan a los
individuos, y que este mecanismo haya sido creado con o sin el concurso del
pueblo, funcionará despóticamente sí aumenta dichas restricciones más allá de
lo necesario para impedir las agresiones directas o indirectas de unos
individuos hacia otros, por consiguiente, las limitaciones establecidas deber
ser negativamente coercitivas más bien que positivamente coercitivas” (Spencer,
1999: 31; subrayado propio).
Así,
toda disposición del soberano –o su representante el parlamento- sólo podría
impedir la agresión y la violencia entre los hombres y por esto ser
positivamente coercitivas estas medidas; en cambio todo acto de gobierno que
intente regular, controlar y someter la libertad del hombre será considerado
como negativamente coercitivo.
La
distinción es importante, porque en el ámbito del derecho la coerción es
legítima; pero desde la perspectiva sociológica la coerción puede tener un
valor positivo o negativo.
Para
Spencer el reconocer que el liberal no es sino el conservador de una especie
nueva estriba en que el liberal –como su contrario- ha propiciado una creciente
intervención del Estado en el ámbito individual y así la lucha inicial por
preservar la libertad del hombre ha sido suplantada por una coincidencia con su
enemigo. Porque los liberales ya no está preocupados por preservar la libertad
aún al precio de reducir la autoridad y el poder del Estado. Tampoco, aclara
Spencer se trata de un simple proceso de reemplazo, sino más bien de coincidencia.
Spencer
con este texto, poco leído, da pistas para entender el origen del
neoliberalismo; puesto que se enfatiza un aspecto esencial del modelo económico
actual: la separación del Estado de toda actividad económica.
El
origen del neoliberalismo: tres perspectivas
ya no sólo las diferencias iniciales; sino además, las convergencias
para fortalecer al Estado y reducir las libertades individuales.
Se
reconoce que la intención del fundador de la Filosofía sintética nunca fue
convertirse en un paladín del Estado; ante al contrario, le interesaba
fortalecer la libertad del hombre y socavar la autoridad del Estado.
Pero
con esta doble labor –que describe con mayor detalle en su Ética, cuando
menciona que los seres vivos deben afrontar las consecuencias –positivas o
negativas– de sus comportamientos, Spencer adquiere el valor de un promotor del
neoliberalismo. Al menos en dos sentidos.
En
primer lugar por establecer como un criterio esencial la reducción de la
presencia del Estado, a través de disposiciones, leyes, decretos entre otras.
Esta situación se calificaría como la revancha de antiguos conservadores; que a
fuerza de vulnerar la presencia e importancia del Estado, han conseguido –en
apariencia- excluirlo del moderno proceso neoliberal. Se podría parafrasear al
autor; porque la mayor parte de los que se reputan ahora como conservadores son
los liberales de una nueva especie: son neoliberales. En segundo, porque le
interesa reiterar la importancia de la libertad como condición básica del ser
humano para desarrollarse plenamente; que implica otro proceso no menos propio
del neoliberalismo: la privatización, cada vez más amplia, de las actividades
económicas (incluso otras no económicas) del Estado.
Claro,
no hay espacio suficiente para exponer aquí otros aspectos del pensamiento de
Spencer que lo ubican más como un precursor que como un fundador o propagador
del neoliberalismo; puesto que, afirma: “los seres deben pagar las
consecuencias -positivas o negativas- de sus actos”
4.10. JACQUES RUEFF
El
liberalismo económico triunfa por doquier en los hechos, pero se le desprecia
en los corazones.
Jacques Rueff
Otro
precursor menos conocido, pero muy interesante es Jacques Rueff, 2 autor de El
neoliberalismo económico. El titulo no tendría nada de extraño; pero adquiere
un valor estratégico para explicar el proceso de constitución y globalización
del neoliberalismo que domina el escenario mundial actualmente pues apareció en
la El postulado esencial del autor del artículo consiste en reconocer que:
Paradójicamente,
los que lo combaten son los mismos que exigen aquello que proporciona cada día
ante nuestros ojos: rápida expansión de la producción, progreso continuo del
nivel de vida de los desposeídos, desarrollo de las instituciones de protección
individual y familiar, promoción social, salvaguarda de todas las libertades
(Rueff, 1969: 193). Así, el liberalismo económico triunfa con hechos; aunque
sus principales combatientes son los mismos que exigen el logro de esas metas;
porque ese (neo) liberalismo ha sido capaz de mostrar resultados que van desde
expandir la producción hasta salvaguardar todas las libertades posibles del
individuo.
Es
importante mencionar que la oposición al naciente neoliberalismo obedece a que
se insiste en que el reproche de los enemigos del neoliberalismo; ese reproche
“Se basa en el carácter, en cierto modo espont áneo, de las estructuras
producidas por los mecanismos del mercado. Según ellos, la sociedad liberal
sería el producto de fuerzas ciegas o egoístas, en tanto que querrían encontrar
en las estructuras sociales la realización de sus puntos de vista generosos y
de planes elaborados para conseguir el desarrollo que consideran óptimo”
(Rueff, 1969: 193; subrayado propio).
Señala
Rueff “buena parte del problema político de nuestro tiempo radica en esta toma
de posición, tan respetable como la que más” pero detrás de esta posición
política está la cuestión más importante; a saber: “todo consiste en saber si
la sociedad liberal es verdaderamente la situación sin organizar o mal organizada
que ven en ella sus censores, en tanto que la sociedad socialista sería el
estado conforme con las exigencias morales y sociales de todos los que son
sensibles y opuestos a las desgracias de los hombres (Rueff, 1969: 193). La
primera crítica consiste en señalar a los afiliados socialistas que la sociedad
liberal no está organizada; el argumento central para defender a la economía de
mercado consiste en que “cualquiera que conoce las virtudes de las
civilizaciones de mercado sabe
que
eso no es cierto. La sociedad liberal está organizada en forma precisa y eficaz
mediante el mecanismo de los precios, el cual, con tal de que se le deje
funcionar, establece equilibrios económicos –condición de su persistencia- e
impone las estructuras de la producción capaces de satisfacer de forma óptima
las peticiones formuladas por el mercado” (Rueff, 1969: 194).
Rueff
apela a un conocimiento que no necesariamente corresponde al modo de producción
capitalista, que tiene su propia lógica y sus propios fines. Pero es obvio que
recurre a un elemento clave de la organización del mercado capitalista: el
precio.
El
precio tiene, en este sentido, la (¿obligación?) función de ser el instrumento
a partir del cual se organiza –de manera precisa y eficaz- la economía de
mercado.
Porque
el precio establece equilibrios económicos –y la ley de la oferta y la demanda
– e impone estructuras productivas que puedan satisfacer al propio mercado.
Pero, las demandas sociales, más allá -y aún antes- del mercado, cuándo y cómo
podrían ser consideradas por el precio.
El
autor señala, enseguida un Segundo reproche Sí se admite que, conforme al
argumento precedente, el mecanismo de los precios es eficaz, la producción se
organiza únicamente en función de las demandas solventes, y la repartición se organiza
únicamente en función del valor dado por el mercado a los servicios realizados
por cada productor. En ambos casos se omitirían y descuidarían las exigencias
que no se traducen en una demanda expresada en dinero, porque responden a fines
inmateriales y desinteresados, al mismo tiempo que serían sacrificados los
débiles, los enfermos, los lisiados, sujetos económicos que tienen derecho, sin
embargo, a una parte de la producción superior al valor de lo que producen
(Rueff, 1969: 194).
El
origen del neoliberalismo: tres perspectivas Estos reproches –la sociedad
liberal como reino del dinero y sujeta a la ley de la selva- son rebatidos con
un argumento nimio: estas críticas estaban bien fundadas en la época en que el
liberalismo se identificaba a sí mismo con un régimen de no-intervención.”
Pero, agrega el autor, esa época ha
Terminado.
Aunque claro El liberalismo moderno sí continúa siendo un régimen de
laisser-passer, pero no es de hecho un régimen de laissez-faire. Su doctrina le
ha convencido de que una civilización de mercado permite muy amplias
posibilidades de intervención: intervención actuando sobre las causas y sobre
los efectos de los precios, intervención por ley o por vía reglamentaria,
finalmente, y sobre todo, intervención mediante la redistribución de la renta
efectuada mediante el ejercicio de la soberanía fiscal (Rueff, 1969: 195;
subrayado propio).
Ese
nuevo liberalismo es caracterizado por “muy amplias posibilidades de
intervención” aunque la gran pregunta –sin respuesta-es cómo se lleva a cabo
esta intervención. Porque intervenir sobre los precios –además de sus causas y
efectos- es un mecanismo inflacionario y que está condicionado a los mismos
factores de oferta y demanda. En otro sentido, la intervención legal parecería
–el autor no lo señala claramente- descansar en el cobro de impuesto, aunque en
realidad tiene que ver con aspectos legislativos correspondientes a los
factores de la producción (v.g. la jornada de 8 horas, el trabajo del menor y
las mujeres, etcétera) corresponde más a la tercera intervención según Rueff.
Por
estas razones, las muy amplias posibilidades de intervención es que “se ha
calificado de neoliberalismo a este liberalismo intervencionista”. Aunque
insiste Tal vez no sea tan nuevo como ese vocablo permite suponer, porque no
conozco ningún régimen, por manchesteriano que fuese, que haya aceptado
desentenderse de la suerte de los débiles y de las exigencias del interés
general. Sin embargo es cierto que sólo recientemente el liberalismo económico
ha sido plenamente consciente del poder de que le investían las facultades de
intervención compatibles con el libre juego del mecanismo de los precios
(Rueff, 1969: 195; subrayado propio). Cierto, este liberalismo intervencionista
contaba con el Estado propiciador, interventor y facilitador; o el Estado de
Bienestar para atender vía diferentes políticas públicas: pobreza y
marginación. También ese Estado encaraba requerimientos permanentes de
servicios, infraestructura urbana y transporte.
Así
que el Estado se convierte en manos de los neoliberales en un mecanismo que más
que minimizar los conflictos de clase; facilita –mediante su intervención- el
“libre juego de los precios”. Esto no le impide reconocer al autor que “sólo
hay escasas diferencias entre los fines susceptibles de alcanzarse mediante una
intervención liberal y los que permite persigue la intervención autoritaria.”
Es evidente, entre ambas modalidades del Estado -liberal léase burgués- y el
autoritario –es decir, el socialista o de planificación económica- no existe
gran diferencia en sus objetivos porque se persigue el bien común. Así surge la
pregunta inevitable:
¿Se
cree que para un volumen dado de la producción, existe una diferencia sensible
entre los niveles de vida susceptibles de ser concedidos en el cuadro de un
reparto autoritario y los que establece el mecanismo de los precios,
complementado por todos los procedimientos de redistribución en vigor de las
sociedades liberales que conocemos? (Rueff, 1969: 195).
Es
posible identificar una diferencia entre los niveles de vida que a cada una de
estas formas de organización política les corresponde; sobre todo porque la
sociedad liberal cuenta con más y mejores procedimientos de distribución de la
riqueza generada socialmente. La respuesta es contundente:
Sí
existe alguna diferencia, está netamente a favor de las civilizaciones de
mercado.”
Aún
más: “La verdad es que actualmente los regímenes liberales no se desinteresan
más que los regímenes socialistas por la formación de las estructuras sociales.
Unos y otros han estado profundamente influidos por esa gran corriente
normativa con fines morales y sociales que caracteriza a nuestra época. Pero sí
ambas intervienen y quieren intervenir lo hacen con métodos muy diferentes
(Rueff, 1969: 196).
Enseguida
describe los diversos mecanismos implementados por los regímenes políticos para
lograr sus fines sociales. Por
un
lado, Las civilizaciones de mercado dejan a los hombres libres para decidir
libremente, en particular teniendo en cuenta los niveles de los precios que determinan
para ellos, en el plano económico, las consecuencias para todos los actos que
son capaces de realizar.
Pero
estas civilizaciones actúan sobre las influencias que afectan la formación de
los precios, a fin de que el comportamiento de los hombres sea lo que el
interés general quiere que sea (Rueff, 1969: 193; subrayado propio).
Pero
existen “por el contrario los regímenes autoritarios descuidan en gran medida
los deseos individuales e imponen a los sujetos económicos, por vía de
autoridad, el comportamiento que el plan les prevé para ellos” (Rueff, 1969:
195; subrayado propio).
De
acuerdo con Rueff parece que entre los dos bloques económicos existe una mayor
coincidencia que diferencia. Porque ambos regímenes han implementado un nuevo
liberalismo, el neoliberalismo intervencionista.
Pero
en el caso de las civilizaciones de mercado, es evidente: la intervención no es
del Estado y sí de sujetos poderosos económicamente- que pueden afectar las
condiciones, la estabilidad y el control sobre el precio. En cambio, en las
sociedades de índole socialista, es el Estado quién determina no sólo el
precio; sino incluso los niveles de producción tanto a nivel general como
sectorial y de esta manera dirigir no sólo en el ciclo de consumo el precio de
los productos que consumen sus habitantes.
Después
el autor señala algunos ejemplos de intervención en los dos regímenes; ejemplos
que le permiten insistir que Así se muestra que liberalismo y autoritarismo no
se distinguen por la naturaleza de las estructuras que establecen sino por los
métodos por los cuales las establecen. El primero incita a los sujetos
económicos a desear lo que es preciso que deseen para que la sociedad sea lo
que el conjunto de los poderes que contribuyen a determinarla, incluido el
Estado, exigen que sea; el segundo El origen del neoliberalismo: tres
perspectivas obliga directamente a estos mismos sujetos económicos a desear el
comportamiento que el plan espera de ellos (Rueff, 1969: 197; subrayado
propio).
Aún
más, “liberalismo y autoritarismo no prejuzgan en nada la estructura de la
sociedad que engendran. Uno y otro no son más que técnicas del organismo
social. La diferencia de principio que los opone explica la diferencia de
métodos que deben utilizar y también su tan desigual eficacia (Rueff, 1969:
195; subrayado propio).
La
cuestión de la eficacia es esencial porque “las decisiones de un gobierno
liberal serán eficaces en la medida en que logren hacer eficaces las
disposiciones legales o reglamentarias por las cuales determinan las causas o
los efectos de los precios. Por el contrario las de un gobierno autoritario
sólo lo serán en la medida en que hayan logrado dirigir directamente también
los comportamientos individuales” (Rueff, 1969: 197-8).
Así,
esta oposición autoritarismo-liberalismo “es teórica y esquemática” y se
presenta “en su forma extrema, con fines explicativos (pues) de hecho ningún
régimen ha sido nunca completamente liberal ni completamente autoritario.” La
conclusión es evidente: entre el autoritarismo y el liberalismo existe una
distinción y “es una diferencia del grado en la utilización de uno u otro de
los dos procedimientos de intervención.”
En
términos más claros es que entre los dos regímenes la intención es promover la
intervención de los factores de la producción en el ámbito económico. El
neoliberalismo, ese liberalismo intervencionista pretende que los consumidores
–y no el Estado- sean los verdadero agentes promotores de todas las promesas
del capitalismo; en cambio en la sociedad socialista -el término régimen autoritario
implica evidente descalificación- el Estado es el actor esencial que determina
no sólo la producción sino la conducta o comportamiento de los endebles
consumidores.
Jacques
Reuff en este texto describe algunas de las cualidades del neoliberalismo. En primer
lugar el destacar la importancia de los sujetos económicos –en especial en su
cualidad de consumidores- como claves para garantizar la estabilidad de los
precios; pero también para propiciar que mediante esa estabilidad sea posible
lograr conservar el orden social y político. Finalmente, el consumidor es quién
dirige todo el proceso de producción material; porque todos somos consumidores
y el consumo es el mejor estimulo para la producción.
También
es interesante destacar el papel que el autor asigna a los dos bloques –hoy
inexistentes- protagonistas de la guerra fría; porque subraya que en ambas
regímenes se propicia la intervención. Pero la diferencia consiste en los
medios que emplean para esta intervención; aunque en realidad, la diferencia
está en el papel asignados a dos agentes económicos: Estado y consumidores.
Porque
en la sociedad liberal el Estado es un Estado no intervencionista; en cambio en
la socialista el Estado interviene –a través de los planes correspondientes-
para determinar los montos de la producción, sus costos de distribución y su
valor al consumidor.
Un
último dato, consiste en enfatizar que el análisis de Rueff está en el mercado
– correspondiente con la postura neoliberaly nunca -ni por casualidad- en la
ciudadan ía ni en otros sectores sociales. Porque el neoliberalismo es un
liberalismo intervencionista que se preocupa única y exclusivamente por el
marcado; sólo interesa el sujeto social como consumidor, cualidad igualatoria;
pero al mismo tiempo – esta cualidad- sirve para ocultar las diferencias –ya no
en la estructura social y de clase sino- en el desigual acceso al consumo. Aún
así el texto no deja de tener cierta importancia y un dejo de ingenuidad
respecto al modelo económico que vendría a imponerse desde 1980.
4.11. EL VERDADERO
CEREBRO: FRIEDRICH A. HAYEK
No
es posible hacer un recuento detallado ni superficial respecto a todos los
autores que han pretendido edificar –o al menos caracterizar- el modelo
económico neoliberal. Tarea por realizar y de gran importancia no sólo
histórica sino estraté-gica y vital para identificar la manera en que se ha
perfeccionado el neoliberalismo.
En
esta investigación, en torno a la globalización, es importante recuperar la
figura del gran creador, promotor e instrumentador del modelo neoliberal:
Friedrich A. Hayek,3 personaje poco conocido y menos estudiado en el campo de las
ideas y las teorías económicas y pieza clave para entender no sólo el origen
sino el desarrollo y las implicaciones que para todo el mundo ha significado la
instrumentación de este modelo económico.
En
este apartado, se destacan sólo dos acciones de Hayek: 1) las ideas contenidas
en el texto publicado en 1944; porque en ella describe los rasgos generales
carácter ísticos del modelo económico neoliberal.
Su
papel como iniciador, aglutinador y difusor de la llamada Sociedad de Mont Pelérin. 4Los temas que abordó Hayek se
ubican por periodos; el primero, fundamentalmente, económico abarca hasta 1944.
Ese año es clave porque publica su obra de filosofía económica y política:
Camino a la servidumbre. Ahí Hayek parte del postulado de que después del
fracaso del nacional socialismo era preciso volver al sendero perdido; pues no
se “olvidar que los esfuerzos espontáneos y libres de los individuos determinan
un sistema complejo de actividades económicas” (Hayek,1990: 12).
Por
ende, “en todos los casos en que fueron abolidos los obstáculos al libre
ejercicio de la capacidad de los individuos, el hombre se volvió rápidamente
capaz de satisfacer sus necesidades esenciales.” La conclusión es contundente:
“no se reemplaza el mecanismo impersonal y anónimo del mercado por una
dirección colectiva y ‘consciente‘ de todas las fuerzas sociales con el fin de
llegar a objetivos predeterminados.”
En
las primeras líneas de Camino a la servidumbre se plantean los elementos
mínimos necesarios para la construcción del modelo económico neoliberal. Puesto
que,
el
origen del neoliberalismo: tres perspectivas se propugna porque si bien es
cierto los esfuerzos espontáneos y libres de los hombres permiten la creación,
recreación; la construcción y destrucción de sistemas económicos; pero como
señalaba Rueff, existe una distinción entre una civilización de libre mercado y
una sociedad autoritaria. En Hayek la distinción, en el terreno económico, es
entre un sistema donde la actividad–económica– de los hombres está sometida al
control del Estado y un sistema de competencia en donde el individuo es libre
–razón esencial pero no suficiente; pues también se requiere que el Estado dejo
en total libertad las fuerzas económicas.
Porque
cuando el Estado deja de intervenir en la economía, el hombre –casi
mágicamente- es capaz de satisfacer sus necesidades, siempre y cuando concurra
libremente, en su papel de consumidor, al mercado libre. Lo que no ocurre en
una sociedad donde el Estado interviene.
Cuando
el Estado interviene da “dirección colectiva y consciente a las fuerzas
sociales ”; consecuentemente, lo que hace es “reemplazar el mecanismo
impersonal y anó-nimo del mercado” porque no permite desarrollar la capacidad
–socialmente mal distribuida, desde la perspectiva de las estructuras
clasistas- humana “de satisfacer sus necesidades”.
Por
ende, parecería que existe en todos los individuos la misma potencialidad de
satisfacer necesidades accediendo al mercado; pero la realidad es que en esta
propuesta se olvida no sólo la diferencia de posibilidades de acceso al mercado
que existe entre las clases sociales; sino además, la distancia que separa y
enfrenta a distintos estamentos dentro de una misma clase.
El
postulado esencial del “democrático y libertario” acceso al mercado para
satisfacer las necesidades humanas de Hayek es un postulado que descansa en un
enorme engaño; en una falsedad producto de la fantasía –o mejor dicho de la
utopía- burguesa.
Puesto
que la realidad es muy distinta a esta buena intención y no sólo en los países
liberados a partir de la caída del Muro
de
Berlín; y la endémica presencia de la pobreza en los países dependientes de
América Latina, África y Asia.
Las
naciones no sólo se han convertido en proveedores de mano de obra barata y de
materias primas casi a precio de liquidación; sino además, aparecen como
mercados con mercancías que no se venderían en los países de origen por su mala
calidad y su precio exorbitante. En el proceso, estos
países
dependientes pagan otras facturas como el incremento de los niveles de
contaminación del agua, del aire y de la tierra y, desde luego, el deterioro y
extinción de sus recursos naturales.
Pero
de regreso Hayek insiste en que ni el Estado ni cualquier otra organización
política resulta competente para introducir cualquier forma de racionalidad en
la economía y define sus razones.
En
primer lugar existe, en la época, un “conocimiento fragmentado”, o mejor
distribuido entre los miembros de la sociedad.
Así
cada individuo está en posesión de una parte mínima –muy reducida– del
conocimiento social; por ende, no hay ningún hombre capaz de reconocer los
elementos, Hugo Arturo Cardoso Vargas factores y fuerzas que hacen posible el
funcionamiento de la sociedad.
En
segundo, dada esta incapacidad y desconocimiento de la marcha de la sociedad
cualquier intento de introducir alguna forma de racionalidad en la economía es
imposible.
No
importa sea el Estado o cualquier otra organización política quien lo intente,
el resultado es invariable: la economía escapa a todo intento de organizarla y
racionalizarla. La competencia debe sustituir a la planificación.
Así
el liberalismo económico se opone a que la competencia sea suplantada por
métodos inferiores para coordinar los esfuerzos individuales. Y considera
superior la competencia,
no
sólo porque en la mayor parte de las circunstancias es el método más
eficientemente conocido, sino, más aún, porque es el único método que permite a
nuestras actividades ajustarse a las de cada uno de los demás sin intervención
coercitiva o arbitraria de la autoridad (Hayek,1990:65; subrayado propio).
Esta
oposición a la planificación o intervención del Estado, según Hayek, no es “una
dogmática actitud de laissez faire”; porque reconoce la importancia necesaria
de ciertas disposiciones legales del Estado; así por ejemplo: “el uso eficiente
de la competencia como principio de organización social excluye ciertos tipos
de intervención coercitiva en la vida económica” pero no duda en reconocer que
la competencia “admite otros que a veces pueden ayudar muy considerablemente a
su operación e incluso requiere ciertas formas de intervención”
(Hayek,1990:65).
La
intervención -no-planificación- legal del Estado es necesaria, por ejemplo,
para prohibir el uso de sustancia tóxicas o peligrosas –o establecer
procedimientos precisos para su manejo– en procesos productivos; para señalar
la duración de la jornada de trabajo y prohibir el trabajo de la mujer y los
niños; imponer servicios e instalaciones sanitarias en las unidades
productivas; en fin, disposiciones de carácter general, a situaciones ideales o
deseables y –finalmente pero no menos importante- el garantizar al hombre la
más plena libertad de acción. Consecuentemente, Lo importante es si el
individuo puede prever la acción del Estado y utilizar este conocimiento como
un dato al establecer sus propios planes, lo que supone que el Estado no puede
controlar el uso que se hace de sus instrumentos y que el individuo sabe con
exactitud hasta dónde estará protegido contra la interferencia de los demás, o
si el Estado está en situación de frustrar los esfuerzos individuales
(Hayek,1990:113).
Esto
implica reconocer que en una economía de competencia el hombre será capaz de
conocer anticipadamente las posibilidades y mecanismos de intervención del
Estado en la consecución de sus planes; porque este conocimiento es esencial
para salvaguardar sus propios recursos y metas.
Pero
al intervenir el Estado suceden dos situaciones: En primer lugar, el no controlar
los instrumentos legales o administrativos que emplea para reducir o controlar
la acción económica; y en segundo lugar el Estado interviene para reducir a su
mínima expresión la libertad de acción. En cualquiera le origen del neoliberalismo: tres perspectivas
de las dos situaciones, el Estado debe garantizar la propiedad privada; porque
es el único motor que sanciona la libertad:
El
sistema de la propiedad privada es la garantía de libertad más importante, no
sólo para quienes poseen propiedad, sino también, y apenas en menor grado, para
quienes no la tienen. No hay quien tenga poder completo sobre nosotros, y, como
individuos, podemos decidir, en lo que hace a nosotros
mismos,
gracias tan sólo a que el dominio de los medios de producción está dividido
entre muchas personas. Si todos los
medios
de comunicación estuvieran en una sola mano, fuese nominalmente la de la
‘sociedad ’ o fuese la de un dictador, quien ejerciese ese dominio tendría un
poder completo sobre nosotros (Hayek, 1990:139; subrayado propio)
Así,
Hayek insiste en la existencia de una relación necesaria entre el régimen de
propiedad y el grado de libertad; consecuentemente, a la propiedad privada
distribuida en “muchas personas” le corresponde un mayor grado de libertad. Por
el contrario, en la propiedad privada centralizada
resulta
una menor libertad; porque el poseedor tendrá un mayor control sobre la acción
humana.
En
este contexto de total y absoluta libertad que supone el régimen de propiedad
privada de los medios de producción en la modalidad de un mercado regido por la
competencia, en Hayek, se tiene otras carácter ísticas específicas, por
ejemplo, la desaparición de los sindicatos, porque “constituyen un monopolio,
que como todo monopolio, llega a provocar distorsiones en el mercado laboral.”
No duda Hayek en reiterar que la ley debería prohibir cualquier restricción al
derecho al trabajo y así el sindicato se convierte en una rémora, un obstáculo
que ataca la libertad de acción.
También
señala Hayek que es absolutamente innecesario el control del Estado sobre el
comercio exterior; puesto que “el libre tránsito de las mercancías salva a los
individuos de la tiranía del Estado.” Por consiguiente, la propuesta de Hayek
consiste en la importancia y necesidad de que prevalezca una absoluta libertad
de los hombres para acceder al trabajo que mejor le convenga, porque el trabajo
será el mecanismo para satisfacer sus necesidades y generar las acciones
tendientes a garantizar la reproducción de su libertad.
Pero
otra condición –cualidad peculiar del neoliberalismo- es la libre circulación
de mercancías; obviamente incluida la mano de obra calificada y altamente
especializada –como se ejemplificaría con los movimientos universales de los
futbolistas: hay sitios de atracción y
hay lugares especializados en expulsar de su ámbito a los jugadores.
Estas
medidas permitirían atacar otro perjuicio que genera la intervención del Estado
en el ámbito económico: los monopolios.
Por
eso afirma Hayek que se evite la creación de cualquier monopolio; pero, si “la
formación del monopolio es inevitable es necesario impedir por todos los medios
posibles que caiga en manos del Estado.”
Por
consiguiente si existen monopolios de cualquier índole –no importa si fue
creado por la intervención del Estado o por un proceso de alianzas,
asociaciones y fusiones lo mejor sería dejarlo en manos privadas.
El
mejor ejemplo en México sería Teléfonos de México (TELMEX), empresa que se fue
creando mediante la participación de inversionistas privados, después por el
Estado y actualmente en manos de un solo propietario.
Así,
en el régimen de mercado de competencia se reúnen, por un lado la reducción de
la intervención del Estado, la libertad para la contratación de mano de obra,
la circulación libre de mercancías –en mercados nacionales o internacionales- y
el combate a la creación de los monopolios – si existen que sean controlados
por inversionistas privados y no por el Estado.
Al
crearse estas condiciones del –y en torno al– mercado es posible asegurar un
orden social “espontáneo”; sobre todo si por orden, entiende Hayek, “un estado
de cosas en el que una multiplicidad de elementosde naturaleza diferente se encuentran
en una situación tal, los unos con los otros, que podemos aprender a hacer
pronósticos, conociendo ciertos componentes espaciales o temporales del
conjunto, con fuertes posibilidades de que nuestros resultados sean correctos”.
Esta
definición de orden social es tan inconsistente que valdría la pena detenerse
en ella; pero el espacio no es suficiente para hacer una descripción de todas
sus incoherencias.
Sólo
señalar el valor del pronóstico como herramienta e instrumento de y en ese
orden.
En
todo caso, el orden espontáneo de las sociedades es el mejor garante de la
fortaleza y cohesión de cada sociedad libre; es decir ni el poder ni la fuerza
logran tal cohesión. El orden social espontáneo, en particular, sus leyes están
destinadas a crear, fijar y consolidar los modelos de conducta que permitirán
una estabilidad razonable de la vida económica y social, con lo que su volición
se torna previsible para los individuos.
Existe
una evidente contradicción en las ideas de Hayek; porque si se trata por un lado,
de señalar la imposibilidad estatal de generar formas de racionalidad en la
economía; y por el otro, se insiste en que el “orden espontáneo” hace posible
la previsión. Cierto, en el contexto general de Camino a la servidumbre no
existe tal incompatibilidad; porque sé trata de evitar la intervención del
Estado en la primera situación; en cambio en la segunda, se enfatiza la
importancia del diagnóstico como
elemento definidor del orden espontáneo.
Pero
en sentido estricto, el proponer la prospectiva es la forma de instaurar una
racionalidad; aunque la racionalidad sería a posteriori: A diferencia de esa
primera racionalidad la segunda sería una racionalidad a priori. Entre una y
otra se encuentra el Estado como guardián, veedor y proveedor de las reglas jurídicas
que permitan asegurar la existencia de ese “orden espontáneo”.
Ahora
bien, a la pregunta de cuál es –en este contexto- el papel del Estado Hayek
señala dos situaciones. En primer lugar, consiste en solucionar el problema del
financiamiento de los servicios públicos que provee el Estado, pero con la
intención de que estos servicios ya no sean.
El
origen del neoliberalismo: tres perspectivas ministrados por el Estado ni con
recursos derivados de los impuestos. Esto implica establecer que los servicios
que antes eran públicos ahora sean proporcionados por empresarios particulares.
Así que la lección detrás de los llamados video- escándalos que involucran a
personajes como Carlos Ahumada y René Bejarano consiste en que se estaba
intercambiando dinero para realizar una privatización (a obscuras, sin
“testigos”) de la función pública. Las consecuencias de estos “negocios ” no
son previsibles aún; pero es el mejor ejemplo de la financiación privada de la
actividad pública descrito por Hayek.
Esta
afirmación se complementa con un par de ideas; por un lado, la desaparición del
beneficiario de la política social –en especial – del Estado de Bienestar con
toda su posibilidad de ser empleado como un factor de presión política para
propiciar una mayor cobertura de servicios. Pero además, la aparición del
consumidor, reconocido como el sujeto social que tiene ante sí distintas
opciones -cuando y donde existen para adquirir los servicios antes
proporcionados por el Estado.
El
segundo aspecto a considerar del Estado, según Hayek, consiste en que a pesar
de todas las opciones a elegir en el sector público la decisión final, con
respecto a los bienes colectivos, es determinada por un método de
abastecimiento considerado inferior –con respecto al método más eficaz derivado
de las fuerzas libres del mercado- porque significan erogaciones del Estado,
pues los destinatarios de esos bienes no podrían acceder a ellos por la vía del
mercado libre.
A
pesar de todo Hayek considera al Estado como un mecanismo necesario para
proveer servicios –vía incluso subsidios- a los sectores de la población que no
pueden acceder a través del mercado a esos bienes.
En
este sentido, seguiría recuperando algunas otras ideas contenidas en Camino…
pero la extensión del texto lo hace imposible.
Así,
se concluye que Hayek, a través del libro publicado en 1944, fue uno de los
creadores del mito de la globalización y del neoliberalismo como modelo
económico; puesto que perfiló una serie de cualidades de la relación entre el
Estado y el mercado que ahora dominan el escenario económico mundial.
La
Sociedad de Mont Pelérin en este apartado se describen, brevemente, las
actividades desarrolladas por Hayek en la Sociedad de Mont Pelérin. La Sociedad
nació gracias a los auspicios, relaciones personales, académicas y políticas de
Hayek; pero además porque representó el mejor espacio para difundir las ideas
del propio Hayek que expresó en Camino a la servidumbre.
La
Sociedad... a través de tiempo, se desarrolló con la participación de
intelectuales –como Milton Friedman, Karl Popper, Lionel Robins, Ludwig von
Mises, Walter Lippman y Salvador de Madariaga– adem ás de políticos y
funcionarios de empresas privadas que no sólo reforzaron las ideas de Hayek;
sino que además, poco a poco las fueron poniendo en práctica hasta llegar a
imponer al neoliberalismo como Hugo Arturo Cardoso Vargas el modelo económico
dominante a partir de 1980, cuando en Inglaterra y Estados Unidos los gobiernos
correspondientes implementaron este régimen económico.
En
síntesis, la Sociedad... fue portavoz, estandarte y baluarte de Hayek y sus
ideas; una tarea pendiente –y urgente- es investigar con mayor detalle la
vinculación entre esta Sociedad y Hayek y entre la Sociedad, los gobiernos y
los funcionarios de los organismos internacionales.
Para
Marramao otro promotor del neoliberalismo es Karl Polanyi (Marramao, 2001:15ss)
pero sus ideas en realidad poco aportan al estudio de este fenómeno económico
mundial.
5.- CONCLUSI ONES
De acuerdo con los postulados tanto ideológicos
como económicos de Herbert Spencer, Jacques Rueff y Alexander Hayek se
encuentran coincidencias en cuanto al papel de la economía y su vinculación con
el Estado Nacional. Los autores proponen en sus propios términos y de acuerdo
con su ideología un ataque directo, letal al Estado como agente económico. Pero
su ataque está mas allá de esta desterritorialización de la economía, como se
han propuesto algunos autores, se pretende privatizar, incluso la función pública.
El valor de Spencer, Rueff y Hayek como promotores
y fundadores de una corriente del pensamiento que va más allá de su filiación
conservadora o liberal consiste en reconocer el papel del mercadocomo factor
determinante de la vida social.
Porque la racionalidad, que caracterizaría a este
factor, se contrapone a la irracionalidad, anarquía y caos que domina en el
campo de la política. Apuestan los autores a privilegiar al dios mercado en
menoscabo de la política y la cultura en el ámbito nacional.
También se hace evidente que Hayek, a través de su
organización, tiene la posibilidad no sólo de crear el escenario prospectivo de
la economía diseñado por su propuesta neoliberal; sino además, el difundir,
diseñar y ejecutar este escenario gracias a los muchos operarios que
aparecieron en los organismos internacionales, en grupos políticos nacionales y
como funcionarios de empresas transnacionales.
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